miércoles, 18 de mayo de 2011

SE DESATO LA GUERRA POR EL NOMBRE DE LA BEBIDA.

La guerra comercial entre las bodegas del Viejo y el Nuevo Mundo llegó a los tribunales. Hace unas semanas, un juzgado local rechazó la demanda que había presentado el Consejo Regulador de Denominación de Origen Rioja, de España, contra sus pares de La Rioja, Argentina. Concretamente, lo que buscaban los productores españoles era impedir que el torrontés riojano se comercializara en el exterior con la indicación geográfica de La Rioja, Argentina. "La clave para lograr un fallo favorable fue demostrar que no había lugar a una confusión ni inducción al error en los consumidores gracias al aditamento de la palabra Argentina", explica Cristina Pandolfi, subgerente de Asuntos Técnicos Internacionales del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Detrás de esta demanda, se encuentra la pretensión de los productores europeos de que sus competidores del resto del mundo -básicamente, los vinos chilenos, australianos, sudafricanos, norteamericanos y argentinos- renuncien a utilizar sus denominaciones de origen, aun en casos de homónimos como el de La Rioja argentina y los vinos de Rioja españoles. "Los primeros problemas por el uso de la denominación La Rioja lo tuvimos hace 20 años en Suecia, pero hoy la situación es la inversa", señala Lorenzo Capece, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y director de la Cooperativa Riojana, el principal productor de vinos de La Rioja, Argentina. "Nuestros vinos son los que están creciendo en el exterior y seríamos los más perjudicados con una confusión. De hecho, en algunos mercados, como los Estados Unidos, los vinos argentinos ya desplazaron en ventas a los españoles."En los últimos años, la Argentina ya aceptó dejar de usar algunas denominaciones de origen francés, como borgoña, chablis o champagne. En el último caso, el principal impulsor del cambio fue el grupo Chandon -controlada por el holding francés LVMH-, que a partir de 2000 suprimió la palabra "champagne" y su traducción al castellano, "champaña", de sus botellas. En las partidas para exportación, la reemplazó por sparkling wine (la traducción al inglés de "vino espumoso"), mientras que a nivel local usa espumante. Sin embargo, está claro que las bodegas y los productores europeos van por más. "La estrategia de los europeos es apropiarse no sólo de las denominaciones de regiones, sino también de lo que llaman «expresiones tradicionales» y así avanzan sobre términos como «noble» o «añejo»", advierte Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA). Los problemas por el uso de un nombre no son exclusivos del mundo del vino. Perú y Chile se disputan desde hace varios años la denominación de origen del pisco, un aguardiente destilado de uva. Los productores peruanos consideran que la palabra "pisco" se vincula al lugar de producción, en alusión al puerto homónimo situado a 300 kilómetros al sur de Lima, en su territorio, mientras que en Chile sostienen que se trata de un término genérico y que, por lo tanto, puede ser empleado por las empresas de los dos países.

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