sábado, 2 de julio de 2011

LA PRESIDENTA REALIZÓ CAMBIOS EN LAS LISTAS EN 18 PROVINCIAS.

En las 18 provincias restantes, la Presidenta hizo cambios y llegó a exigir todos los cargos principales. En Córdoba y La Pampa, donde De la Sota y Verna (los candidatos a gobernador) se resistieron, la Presidenta jugó al límite. En La Pampa nominará a las dos candidatas principales -una de La Cámpora- y el PJ bajó la suya. En total, sobre 129 bancas que se renovarán en Diputados, aspira a colocar 75 diputados leales. En el Senado no habría alteraciones aunque podría perder uno de los misioneros si el radicalismo no K realiza una buena elección. Los distritos donde Cristina se inmiscuyó menos fueron San Juan, Entre Ríos, Salta, Misiones, Formosa y Santiago del Estero. Gioja dejó atrás su aspiración de ser vicepresidente y busca su tercer mandato. Tras romper con su hermano César, sacó a su familia de las listas y colocó legisladores de probaba fe kirchnerista. Tampoco tuvo inconvenientes Urribarri, el mandatario de Entre Ríos que algunos creían sería el compañero de Cristina. Los tres diputados que postuló son dirigentes que no fueron objetados. La misma suerte tuvo Urtubey, que armó la nómina con funcionarios y socios internos del Partido Renovador salteño. Al eterno gobernador formoseño Insfrán tampoco se le discutió nada, aunque allí se postula a fieles legisladores actuales. Los gobernadores radicales K, Zamora (Santiago) y Closs (Misiones) procedieron sin problemas en el armado. En la primera provincia, Cristina pretende quedarse con las 5 bancas en juego, las 4 del Frente Cívico de Zamora y la del kirchnerismo. En el segundo distrito, quiere los 3 senadores y todos los diputados por eso apoya al fiel Closs y por otro lado impulsa una lista propia del FpV. La Presidenta no tuvo objeciones de parte de los gobernadores K del Chaco, Capitanich; Mendoza, Jaque y Tucumán, Alperovich, cuando pidió cambios sustanciales. Al mendocino lo dejó fuera y puso a Carmona; además sacó a la actual vice de la Cámara baja, Fadel, para poner una muchacha de La Cámpora. En el Chaco, el ministro Randazzo, revisó la nómina que confeccionó Capitanich, que implica el regreso de dos ex diputados estimados por Cristina. A Alperovich lo obligó a borrar a un hombre de su confianza y poner otro chico de La Cámpora. La Presidenta se quedó con todos los cargos de la lista porteña y su avanzada fue contundente en la provincia de Buenos Aires. En el primer distrito acaparó 13 de los 20 primeros candidatos. Le dejó poner dos nombres a Scioli, dos a la CGT, dos a Sabbatella y uno a los intendentes, aunque todas son figuras bien oficialistas. En Santa Fe, para arreglar con el PJ local, le dio la cabeza de la lista al ex PJ federal Perotti, pero el resto de los cargos son para K puros. En Jujuy, Catamarca y La Rioja Cristina se mostró audaz. En la primera provincia todo el PJ es K, pero le puso a Fellner su vice -el senador Jenefes- para marcarle la cancha. En Catamarca, tras la victoria de Corpacci, logró que el peronismo y el kirchnerismo se volvieran a unir. En La Rioja, impulsó una lista K y le prestó apoyo a Menem para que logre ingresar al Senado por la minoría. Así busca controlar el Congreso, aunque sea con la colaboración de Menem, antiguo objeto del odio K. En la Patagonia no tuvo problemas. Aspira a quedarse con todas las bancas neuquinas porque tanto el Movimiento Popular como el FpV la llevarán como candidata. En Chubut impulsa a Eliceche, quien perdió por poco la gobernación. Santa Cruz y Tierra del Fuego llevan funcionarios K. En tanto, en Río Negro impuso un hombre de confianza por el FpV y no se metió en la designación que hizo el radicalismo provincial, que está escindido en dos. Lo mismo sucedió en Corrientes, donde el peronismo es minoría y va el ex senador Ríos. En San Luis, donde reina el peronismo disidente, el kirchnerismo jugará con su carta habitual: el senador Pérsico.

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