viernes, 20 de marzo de 2009

LA CAMPAÑA POLITICA YA COMENZÓ, POR ADRIAN VENTURA PARA LA NACION.

El Gobierno promete y entrega migajas: como estrategia kirchnerista es buena; lo malo es que haya gobernadores que aplaudan. La presidente Cristina Kirchner anunció que, lo que la Nación recauda por retenciones a la soja, lo distribuirá con las provincias. Para asegurar la fidelidad de un gobernador, nada mejor que comprar su voto de fidelidad, especialmente cuando se acercan las elecciones.. Mientras el campo pedía la reducción de las retenciones, el Gobierno decidió trasladar parte de la riqueza que le expropia al campo a los gobiernos provinciales. Así, implícitamente rechazó el reclamo del campo, que pide la reducción de dichos tributos, y, les da a los gobernadores un motivo (dinero) suficiente para que nunca más apoyen los reclamos del campo. Si el campo soñó con hacer avanzar un proyecto de ley en el Congreso, ahora verá que las provincias tienen muchos millones de motivos para hacer oídos sordos. Una vez más, los problemas no se solucionan; se disimulan. Ayer, la televisión reflejaba las mismas imágenes del daño último: Cristina Kirchner hablando y los ruralistas cortando la ruta. El Gobierno tolera eso, pero no toleraría otro debate como el que rodeó a la resolución 125. Prometió coparticipar lo que ahora se guarda la Nación: le enviará a las provincias el 30 por ciento del total. Y, en momentos en que las arcas fiscales flaquean y las provincias entran en problemas, la Presidenta les promete oxígeno. La promesa incluye que el dinero será bien usado por las provincias. Pero ¿quién asegura que el dinero no será mal usado, por ejemplo, para dar planes sociales en plena campaña política? ¿Quién castiga los delitos en la Argentina, un país donde los delitos comunes no se castigan y mucho menos se castigan los delitos cometidos por políticos? El Gobierno promete y entrega migajas: como estrategia kirchnerista es buena; lo malo es que haya gobernadores que aplaudan. Para reactivar la economía podría haber reducido las retenciones, dejando que el dinero quede en manos del sector privado y, así, volver a mover al sector agroindustrial. En cambio, optó por darle de comer a la política. Por Adrián Ventura, especial para lanacion.com

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