viernes, 8 de mayo de 2009

LAS ADVERTENCIAS AGORERAS DESNUDAN LA DEBILIDAD DE LOS KIRCHNER PARA ASEGURAR LA GOBERNABILIDAD.

Las campañas electorales, aquí y en todo el mundo, tienden a ser cada vez más duras. Pero la sensatez de los candidatos, así como la comprensión cabal del papel que les cabe, debería llevarlos a cuidarse de no comprometer el futuro de la Nación en cada instancia comicial. Ni oficialistas ni opositores, cualquiera sea la pasión o el entusiasmo con que encaren sus respectivas campañas, pueden ignorar que actúan en un país que se mueve en un contexto internacional que se ha vuelto inusitadamente complejo. Los países tratan de superar la crisis económica con medidas drásticas e inusuales que, poco a poco, hagan renacer la confianza de los operadores económicos. En este sentido, hace muy pocos días el propio presidente Barack Obama ha expresado que su primera meta para revertir los efectos devastadores de la crisis es recrear el crédito, esto es, la confianza de todos en el futuro común. En el mismo sentido se han expedido los líderes de la Unión Europea, alguno de los cuales cree ver ya el comienzo de una lenta pero progresiva recuperación. En suma, todos tratan de renovar la fe y generar tranquilidad y confianza en sus respectivas sociedades acerca de que con cautela y medidas atinadas se podrán dejar atrás las calamidades que han golpeado a sus respectivas estructuras económicas y sociales. Mientras eso ocurre en el mundo, en la Argentina son los propios gobernantes los que insólitamente amenazan con la peor de las crisis si el resultado de las elecciones en ciernes les resulta adverso. En otras palabras, cualquier argentino que deba tomar una decisión económica debería postergarla para así poder determinar si los agoreros vaticinios del gobierno terminan, o no, siendo reales. Con lo cual la crisis prenunciada por despecho e imprudencia y como parte de una campaña electoral puede hasta llegar a tener principio de ejecución más allá del real resultado electoral.

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