La muerte de Gonzalo de Belén despertó las más variadas sensaciones. Algunos hicieron de ambas tragedias a una especulación política deslindando de responsabilidad a quien es esta encargado de velar por la seguridad de los riojanos. Hoy la inseguridad en la provincia está en la picota, producto de los desaciertos en materia de seguridad por parte de un Ministro que parece mirar para otro lado.
Algunos medios de comunicación a través de editoriales dominicales tratan de negar lo innegable, porque la única verdad es la realidad y si nos remitimos a los casos de Gonzalo y Belén, en ambos fue cuestionable el accionar policial que tuvo un actuar negligente y deficiente, en uno y represivo en el otro, encuadrado en la figura de gatillo fácil.
Hoy leemos atónitos que se pretende rescatar el accionar del el ministro de gobierno argumentando que fue el único en ponerle el pecho a ambas situaciones. Era lo menos que debía hacer el funcionario que está en el cargo de la seguridad de la provincia, para proteger a los riojanos evitando que se pierdan vidas y no para ser el primero en asistir a dar el pésame a las familias de las victimas.
La inseguridad en la provincia está en la picota y se buscó como culpable o como chivos expiatorios al ex Crio. Mayor Luis Ángulos y un grupo de Comisarios de la plana mayor que presentaron su renuncia, lo llamativo es que esta información no fue difundida por los medios oficiales.
Aimogasta es una comunidad que atraviesa una situación social, compleja, producto de la mala administración de quienes dicen ser elegidos por el pueblo, con una crisis olivícola, que afecta a más de 1000 trabajadores y con las consecuencias que eso significa en su economía departamental. Para quienes no conocen la realidad social del lugar, muchas son las familias que viven prácticamente hacinadas, matrimonios que tienen hijos, estos se hacen grandes y tienen hijos con sus ocasionales parejas y deciden vivir en las mismas casas, generando situaciones de roces y enfrentamientos familiares, pero a la vez siendo caldo de cultivo estas formas de vivir, que hacen que tanto hombres como mujeres, vean un futuro incierto, ante las escasas respuestas por parte de las autoridades políticas, entiendase, en materia de viviendas, salud y contención social de organismos pertinentes.
Arauco, desde hace bastante tiempo atrás es noticia por los constantes hechos de robo, drogas y peleas políticas que muchas veces terminaron en balaceras, emulando a las historias de los antiguos pueblos del Oeste Americano. Habrá que preguntarse si la poblada realizada por vecinos no es un producto de una sociedad vacía y sin respuestas, producto de la inoperancia de quienes se dicen ser funcionarios y trabajar por la gente, quienes conocen el departamento y transitan por él, habrán dádose cuenta de que a pesar de una industria olivarera en marcha, no a crecido con respecto a otros departamentos de menor porte, se observa un dejo de abandono por parte de quienes manejan los destinos políticos de los Arauqueños.
En estos últimos días el Minuzismo y el Martinismo, intercambiaron duras acusaciones, con un trasfondo político, producto del resultado de las últimas elecciones, en el medio queda una sociedad olvidada.
Por entonces quién estaba en la policía de la provincia, a cargo de Seguridad Interior, Crio. Bonader, dicen los entendidos, tendría que haber sido el primero en presentar su renuncia a su cargo, ya que la seguridad se le fue de las manos, inexplicablemente, hoy quedará al frente del organismo encargado de velar por la paz y seguridad de todos los riojanos.
El actual Ministro de Gobierno, Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Felipe Álvarez, es la persona que como un gerente de una gran empresa, debería haber estado a la altura de las circunstancias, acercando su renuncia al gobernador, y no mirar para otro lado, como si nada pasara y fuera quien se fuera, le daba lo mismo, total, mientras la policía sobreviva de este cimbronazo, seguiría en su cargo que da la sensación de que le queda grande.
Más allá de aciertos y desaciertos, la sociedad riojana necesitaba de un chivo expiatorio, el objetivo estaba logrado, se fue el máximo responsable de la fuerza, como si sus sub-alternos no tuviesen culpa alguna, hoy la plana mayor tiene vientos de cambio, con las mismas figuras que no estuvieron a la altura de las circunstancias, hoy los riojanos, caminan por calles y barrios que acrecentaron su inseguridad, el arrebato, el robo, el amedrentamiento, reinan, la pelea de patotas con desenlaces trágicos son noticia corriente, pero queda una esperanza, asume un nuevo hombre al frente de la policía provincial, proviene del área de Seguridad Interior, la misma que no estuvo a la altura de los hechos de una madrugada trágica en Aimogasta, con una menor muerta, una familia quebrada, una policía sospechada y un chivo expiatorio como resultante.
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