viernes, 19 de junio de 2015

TINEO ELOGIÓ POLÍTICAS QUE PROMUEVEN LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.

Desde hace más de una década, el Estado Nacional, a través del gobierno provincial, impulsa y promueve políticas públicas, que apuntan a desarrollar la producción, el asociativismo el comercio justo y la innovación tecnológica y organizacional. “El agregado de valor es un paso fundamental para el desarrollo económico”, expresó el ministro y agregó que “durante la gestión de Beder Herrera y Cristina Fernández, esta es una de las políticas principales. Como así también una apuesta fuerte de promoción estatal, que brinde ayuda a los agricultores familiares, quienes aseguran a través de sus producciones el alimento de la población. La agricultura familiar realiza aportes más que relevantes para las economías regionales en particular y el mercado interno en general. Argentina presenta hoy, un porcentaje alto de productores agropecuarios familiares, el cual representa el 65 % del total de productores, y su trabajo representa el 20 % del PBI agrícola. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ese sector genera el 88 por ciento del total de mandioca, el 62 de la yerba mate, posee el 77 del ganado caprino y el 49 de los porcinos, además de cifras significativas en cultivos industriales. De esta manera, es importante destacar el rol que ocupa la intervención del Estado, a través de políticas que se traducen en Programas, Proyectos, Unidades de aplicación, acceso a circuitos de distribución, entre otras herramientas. Esto contribuye al aumento de la oferta de alimentos, y por consiguiente el abastecimiento de las necesidades nutricionales de la población. Además, la agricultura familiar en Argentina logró construir nuevas modalidades de comercialización, con grados de autonomía, en relación a los mercados concentrados. Lo cual se traduce en los precios y calidad, que impactan en los productores y los consumidores. Asimismo, sigue existiendo una problemática sobre la que se trabaja fuertemente desde los distintos estados provinciales, especialmente en la provincia de La Rioja, que es la falta de agregado de valor en origen. Este es un eje de las gestiones y trabajos que realiza el ministro de Producción Javier Tineo y su equipo de trabajo, siempre con la mirada en los pequeños productores y su industrialización, diversificación, expansión y asociación. Ante los distintos inconvenientes que se presentan en el circuito productivo, desde la cosecha a la presentación del producto final, como es la falta de estructura para que los productores puedan completar el ciclo, se presentan variantes en la organización de los pequeños productores. Una de esas variantes, en el cooperativismo, en el país, unas 800 cooperativas rurales nuclean a 100 mil asociados y buscan lograr la competitividad de los productores familiares. Además, garantizan ingresos dignos y regulares a sus miembros. Ya que la concentración altera los modos de fijación de precios, algo visible en las diferencias de lo que percibe el productor y lo que paga el consumidor por ese alimento. En el caso particular de La Rioja, se destaca el trabajo de la Cooperativa del Valle de los Sauces, que producen dulces regionales y sus variantes, a partir de la producción propia de frutas de estación. También el trabajo que llevan adelante las cooperativas textiles Creciendo Juntas”, “Grandes Sueños”, y Emprendedores Riojanos”, que se dedican a la producción de uniformes, camisas, conjuntos deportivos, y demás. El trabajo de las cooperativas permite la apertura de puestos de trabajo, el trabajo en equipo, la mancomunación de esfuerzos, y por sobre todo una fuente de ingreso para las familias que forman parte de estas nuevas iniciativas. El cooperativismo permite que incrementen su producción, tengan poder de negociación y aumenten su potencial.En los últimos años, las asociaciones y cooperativas de productores han puesto en práctica la idea de los circuitos cortos de comercialización, que apuntan al impulso de producción local de productos de calidad y diferenciados. Este tipo de circuitos cortos, facilitan la producción y distribución, y benefician a quienes participan activamente.Así, estas tramas generan agregado de valor social y político, en la medida en que los participantes fortalecen su identidad y crean las condiciones para que los sectores sociales y estatales debatan, planifiquen y gestionen políticas públicas adecuadas desde una estrategia estatal comunitaria que redefine el concepto de lo público y de ejercicio de la ciudadanía. El ejemplo más difundido de ello son quizás las ferias y los mercados populares, que se han expandido con fuerza en los últimos años en distintas regiones del país.En esos espacios se prioriza a un sector productivo que garantiza la diversificación alimentaria y aporta una amplia gama de alimentos frescos. Esta política debe apuntar a que las ferias locales puedan abastecer a los consumidores de las distintas localidades a partir de la mejora de los niveles de competitividad y productividad local, la contribución al asociativismo y la capacitación, mediante el impulso de ámbitos de cooperación y asistencia en el registro de productos.De este modo, ampliar el conocimiento permitirá mejorar las estrategias de inserción en los mercados, aumentar el agregado de valor de su producción y mejorar su condición frente a las grandes empresas establecidas. Aspectos como calidad sanitaria de los alimentos, conformación de precios, condiciones laborales, intercambio de conocimientos y saberes, mecanismos de poder, son tenidas en cuenta por los gobiernos a la hora de aplicar políticas en el sector productivo.

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