La provincia de La Rioja ya cuenta con su propio laboratorio de Diagnóstico Serológico de Brucelosis. Está ubicado en El Portezuelo, departamento Juan Facundo Quiroga y está equipado con moderna tecnología. Cuenta con la habilitación respectiva del SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria). La concreción de este laboratorio es el corolario de un arduo trabajo de varios años y siguió a un convenio firmado recientemente por el gobernador Luis Beder Herrera, el secretario de Agricultura y Ganadería, Jorge Salomón, con el director del Centro Regional Catamarca-La Rioja, del INTA (Instituto de Tecnología Agropecuaria), Luis Martín Tomalino. En la segunda semana de setiembre se llevó a cabo en El Portezuelo una intensa capacitación coordinada por la especialista del SENASA, Cristina Franco, dirigida a personal técnico de la Secretaria Ganadería y de la delegación del INTA, que trabajará en el laboratorio. La actividad también se hizo extensiva a profesionales y técnicos de la Sede Chamical de la UNLaR y del Colegio de Veterinarios de la provincia.Al brindar información sobre la reciente actividad en El Portezuelo, la veterinaria Agustina Grasselli puso de manifiesto que la habilitación del organismo nacional significa además que se podrá trabajar en red con el SENASA y por constituir el único en la provincia, permitirá obtener los resultados de laboratorio con suma celeridad. La tecnología disponible es de última generación. En este sentido destacó que para los productores riojanos y para el gobierno también significa un ahorro en los costos de laboratorio, ya que antes se debían remitir las muestras a otros centros de Rio IV, Córdoba capital, entre otros. Como se sabe, la Brucelosis es una enfermedad producida por la bacteria Brucella melitensis que afecta principalmente al ganado caprino. Puede afectar a la mayoría de las especies domésticas y al hombre en el que la infección por Brucella melitensis es considerada la más patógena e invasora. El hombre se infecta por contacto directo o indirecto por consumo de leche cruda de cabra o queso fresco contaminado.
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