Durante un acto realizado para que el gobierno le entregue y muestre trece camionetas compradas para la policía, el gobernador Luis Beder Herrera anunció que profundizará la política de seguridad urbana y, para tal fin, adelantó que contará con la colaboración de la Gendarmería Nacional. Tras la ola de delitos violentos que ha comenzado a sufrir La Rioja, el gobernador reconoció que el objetivo de esa política es "cerrar la provincia para que los delincuentes sepan que no van a salir" y confirmó que gran parte de esa labor estará a cargo de los gendarmes. Ademàs de los puestos de control en rutas ya establecidos, Gendarmería contará con edificio propio en la Capital, en Aimogasta, Chamical, Chepes, sumados a los existentes en Chilecito, Vinchina y Talamuyuna. Por eso, el mandatario dijo que el Estado provincial "invertirá la plata que sea necesaria para esa seguridad adicional". El objetivo es que los gendarmes controlen el tráfico de drogas, personas y contrabando de mercaderías, además de reforzar un cinturón de seguridad sobre la Capital. "En La Rioja algo ha cambiado" (para mal) sostuvo Beder, al hacer notar incluso que varios hechos delictivos violentos son cometidos por riojanos y no por ciudadanos que llegan de otras provincias, como ocurría antes. En ese contexto, el gobernador volvió a apuntar sobre los jueces y sobre los diputados. A la justicia, le pidió que "haga caer todo su peso. Basta de delncuentes que entran y salen", dijo al referirse a los menores reincidentes. Y a los legisladores les pidió que "modifiquen el código procesal penal para que esta gente no salga". Así, agregó: "se que los diputados nos acompañarán para que esa gente que delinque no salga en libertad facilmente y quede presa, por que los que salen vuelven a delinquir, entonces no hay que largarlos mas", subrayó con dureza.
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