sábado, 27 de diciembre de 2008

EL EX SENADOR RAÚL GALVÁN DICE QUE CRISTINA NO SABE QUE ES LA ESPADA DE DAMOCLES.

Pocos años antes que naciera, en esta misma época nuestro Salvador, vivían en Roma el eximio poeta Horacio (Quinto Horacio Flacco), y el príncipe de los oradores latinos, Marco Tulio Cicerón, quienes en sus “Odas” y “Las Tusculanas”, respectivamente, nos dan noticias sobre Damocles y su famosa espada. Según cuentan, Damocles era cortesano de Dionisio I, El Viejo (Siglo IV, a.C.), tirano de Siracusa, a quien envidiaba por su vida aparentemente afortunada y cómoda. El rey, con el propósito de escarmentarlo, decidió que Damocles lo sustituyera durante un festín, pero para ello dispuso que sobre su cabeza pendiera una afilada espada desnuda suspendida de una crin de caballo. (Entonces debería llamarse “La espada de Dionicio El Viejo”). De esta manera, Damocles pudo comprender lo efímero e inestable de la prosperidad y del lujoso modo de vivir del monarca. Es así como la frase “la espada de Damocles” se utiliza desde hace mucho tiempo, para expresar la presencia de un peligro inminente o de una amenaza. Como la incisiva pregunta de la Presidenta fue hecha a pocos metros de la casa donde nació el eminente Joaquín V. González, la misma rebotó en sus paredes y, como un círculo invisible de vibraciones, llegó a oídos de todos los riojanos, entre ellos a los nuestros. La “interrogación” es un recurso técnico del orador, que se emplea en los debates parlamentarios, jamás admitido en un/a Presidenta de la Nación cuando se dirige al pueblo pretendiendo o exhibiendo una sabiduría que muchas veces no se tiene. Quiero decir, no se humilla a los trabajadores, inmensamente humildes y, por desgracia, de escasos estudios, formulando amenazas o sembrando incertidumbres, preguntando sobre el significado de un término histórico que encierra un peligro. Porque hubiera sido más sincera diciendo que la ley de Promoción Industrial no se va a prorrogar por razones estrictamente políticas. Políticas partidarias, se entiende. Políticas del gobierno, que son ideológicas, teñidas la mayoría de la veces de la nostalgia de los años setenta y otras veces inspiradas en odios y resentimientos.El Gobierno sobre todo, y los empresarios y los trabajadores por otro lado, deben tomar nota que la ley de Promoción Industrial va a costar enormes sacrificios e incertidumbres para prorrogarla. Si nos apercibimos que San Luis tiene un gobierno enemigo de los Kirchner, que Catamarca rompió la “Concertación”, sólo quedan de los beneficiarios de la llamada “Acta de Reparación Histórica”, San Juan y la nuestra, que pesan electoralmente poco en los planes de perpetuidad del matrimonio presidencial. Además, si no lo hace ahora, que tiene la mayoría parlamentaria, será muy difícil el año que viene en que es muy probable que esa hegemonía la pierda. Y esto tiene que advertirlo el actual Gobernador que, hecho en las faenas del poder desde hace 25 años ininterrumpidos, habrá adquirido algunas dotes de estadista para saber que desde ya tiene que ir buscando una ley, una política, que reemplace a la que ya termina. El verdadero estadista es aquel que prevé para el futuro del Estado las condiciones más seguras para su estabilidad, a través de las más sabias medidas que no dependan de la suerte o de la dádiva de otros. Desde que la conocí en el Senado hasta estos días de interrogantes y promesas, creí que había adquirido mucha más sabiduría la actual Presidenta. Haber aprendido que la Nación, en su concepción profunda, en su anchura universal, en sus destellos de futuro, en sus experiencias del dolor vivido, es mucho más que la detentación del poder cimentado sobre la ambición personal. Que a la República no se la ha de servir por el beneficio que se pueda sacar de ella, sea de gloria o de cualquier otro interés, sino por placer desinteresado de serle útil. Cuando se llega a La Rioja como Presidenta no se viene a contar si en la Residencia del Gobernador hubo más o menos gente que cuando vino como candidata. Debió saber que los riojanos conocemos la Espada de Damocles desde hace muchísimos años, porque seguimos dependiendo de la fuerte corriente centralizadora del poder que hoy encarna. Que nuestra Provincia tiene una modalidad definida por su historia y su medio; que hoy constituimos una industria, una aptitud, una forma de destino colectivo determinante de una política diferente en su esencia y sus procedimientos; que reconoce los problemas políticos de la Nación, pero tiene su propio y particular problema de vida y de crecimiento económico. Todo eso hace a nuestra propia personalidad y por eso requerimos de una política diferencial, que no concede privilegios, pero reconoce equilibrios. Esas son, a mi juicio, las razones levantadas, dignas, por lo que muchos ciudadanos riojanos, hombres y mujeres trabajadores, fueron a esperarla, señora Presidenta. Y no para que les pregunte si conocen de la Espada de Damocles, ni mucho menos para que se les cuente como rebaño. Cambie el rumbo, señora Presidenta. Tiene todavía tres años por delante. No sea que el día menos pensado la vieja historia que nos cuentan Horacio y Cicerón se repita: que usted sea Damocles y su esposo Dionicio I, El Viejo.

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