lunes, 25 de enero de 2010

EL GOBIERNO PRESIONA A LOS GOBERNADORES POR LOS FONDOS DEL BANCO CENTRAL.

El Gobierno nacional asumió que no podrá constituir el Fondo del Bicentenario mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia. Aunque nunca lo admitirá en público, el segundo rechazo judicial que tuvo la medida no le dejó alternativas. El Congreso Nacional, ese escenario que a toda costa quiso evitar, será el lugar donde se definirá la suerte de los 6.500 millones de dólares de las reservas del Banco Central con los que piensa enfrentar los compromisos externos que vencen este año. Ahora que Amado Boudou admitió que el dinero del Fondo es para “pagar deuda”, el kirchnerismo propondrá a las provincias repartir entre ellas el monto que el Presupuesto 2010 había destinado para hacer frente a esas obligaciones internacionales. Así lo reconociö un importante funcionario del área de Economía y un gobernador que acompañó a los Kirchner en casi todas sus batallas. Incluso en las que significaron sus más resonantes derrotas. En la primera versión del kirchnerismo, el Fondo tan sólo era una garantía. Cuando comenzó a reconocer que con él se pagaría deuda externa, se especuló que las partidas del Presupuesto, al igual que los nuevos créditos internacionales que pudiera conseguir por el reingreso al mercado de capitales, se utilizarían en gasto público. Lo mismo que intentará hacer ahora, sólo que promete redistribuirlo con los gobernadores. No por casualidad el gobernador que habla con este diario recurre al término “derrame”. La misma palabra que utilizó Cristina Fernández de Kirchner para justificar la resolución 125. En esa ocasión dijo que con el aumento de las retenciones se crearía un fondo que derramaría sobre los argentinos. La debilidad de las provincias es la llave con la que el kirchnerismo piensa revertir su condición de minoría en la Cámara de Diputados. En el Senado, donde se insinúa un empate y donde la sombra de Julio Cobos le augura más desencantos que alegrías, la voz de los gobernadores suele tener un peso clave a la hora de las votaciones. La promesa de crear un fondo que les permita emparchar los déficit provinciales o, en el mejor de los casos, realizar obras públicas postergadas, es un argumento que la oposición difícilmente pueda cuestionar. De hecho, la distribución equitativa de los recursos federales fue una de las grandes banderas que a los opositores les permitió imponerse el 28 de junio. San Luis y San Juan son de las pocas que no tienen sus números en rojo. Los equilibrios que realizan el resto pone en jaque la independencia política de sus legisladores. La deuda de Río Negro obliga al radical K Miguel Saiz a las más diversas gestiones para pagar los salarios de la administración pública. En política surfea entre su pertenencia a la UCR y su alineamiento con el gobierno nacional. Con la incorporación de Pablo Verani al bloque radical, Saiz pasó a ser uno de los pocos gobernadores que no tiene senadores que escuchen sus pedidos. El otro es el cordobés Juan Carlos Schiaretti. Ninguno de los tres senadores de Córdoba responde al PJ. ¿Podrán los senadores rechazar una medida que aparentemente podría favorecer a su provincia sin enfrentar el dedo acusador de algunos de sus comprovincianos? Es lugar común que los senadores se presenten como representantes de sus provincias. De hecho, el pampeano Carlos Verna, que junto a María Higonet se convertirá en árbitro de las votaciones, en la primera reunión de senadores que hizo la oposición, aclaró: “Yo no soy ni oficialista, ni opositor, soy senador de La Pampa”. Antes de partir rumbo a Punta Cana, el gobernador mendocino Celso Jaque le pidió a su gabinete que destrabe los 100 millones que le remitiría el Banco Nación en calidad de “auxilio financiero”. A diferencia de otros mandatarios, Jaque no tiene mucho predicamento entre los legisladores mendocinos. En el Senado, el PJ es minoría y en Diputados cada uno de esos parlamentarios tiene posiciones bastante definidas. Así como logró alinear al correntino Ricardo Colombi, el kirchnerismo no descarta convencer a Eugenio “Nito” Artaza en más de una votación. Conociendo que al novel senador le encantaría proyectarse a la gobernación de su provincia, descartan que pudiera acompañarlos en una movida como la que pergeñaron en Olivos. Movida que no deja de ser una fuga hacia delante y un nuevo enmascaramiento de otra derrota. Eso sí, para que ésta no sea tan fuerte, Cristina Fernández de Kirchner no convocará a sesiones extraordinarias. De aquí a marzo el kirchnerismo intentará convencer a los gobernadores de la bondad del nuevo fondo. Eso sí, a cambio de que sus legisladores les aprueben los 6.500 millones del Bicentenario.

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