La creación del Fondo del Bicentenario recibió el primer apoyo de una gobernador díscolo. El cordobés Juan Schiaretti, otrora enemigo del Gobierno durante el conflicto con el campo, manifestó que “es necesario que la Argentina vuelva al mundo desde el punto de vista financiero, normalizando la situación de las deudas con sus acreedores”. Este respaldo inesperado ocurrió un día después de que Crítica de la Argentina informara sobre la presión de la Casa Rosada sobre los gobernadores para que adhieran el plan oficial. A cambio el kirchnerismo les propondrá repartir entre las provincias los 6.500 millones de dólares presupuestados para el pago de obligaciones internacionales, según Crítica de la Argentina. El gobierno nacional ya trabaja en la manera de instrumentar el giro hacia las provincias. “La intención es que no aparezca como una iniciativa que nos interesa sólo a nosotros”, reconoció a este diario un miembro del gabinete que conoce el tema a la perfección. Según prometen, la mayor parte de los fondos irá a cumplir con obras públicas que ya están en marcha y comenzará a llegar para aliviar las cajas provinciales después de que comiencen las sesiones ordinarias. La operatoria está en la órbita del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que deberá reasignar los fondos a través de las atribuciones especiales o superpoderes de los que dispone. En Casa Rosada señalan al coordinador técnico del Jurado del Bicentenario, Javier Grosman, como uno de los funcionarios que están a cargo de los vínculos con los gobernadores. El interés de Schiaretti, según deslizó en el comunicado de prensa que difundió ayer, tiene directa relación con la posibilidad de alivianar las propias cuentas de Córdoba. “Es imperioso que el fondo incluya también la solución a las deudas financieras de las provincias que deben afrontar mayores vencimientos este año y 2011”, lanzó. Esa “solución” que quiere el cordobés es la herramienta con la que el Gobierno salió a cazar votos a favor de la iniciativa oficial. En el ámbito legislativo, la promesa del Gobierno de crear un fondo tendiente a remendar las cuentas provinciales sería un argumento difícil de cuestionar para la oposición. En Diputados la estrategia oficialista podría resultar suficiente para juntar la cantidad de manos necesarias para ganar la votación. Otra vez, la dificultad mayor será en el Senado, donde las cosas parecen tomar rumbo hacia un empate que volvería a dejar una decisión crucial para la gestión K en manos del vicepresidente, Julio Cobos. Por medio de la injerencia de los gobernadores en la Cámara alta, el Gobierno intentará torcer la balanza en su favor. En ese sentido, el apoyo de Schiaretti no modifica mucho el panorama dado que no cuenta con senadores propios. Frente al escenario de virtual empate, uno de los principales objetivos del Gobierno será convencer al pampeano Carlos Verna, quien en una oportunidad ya manifestó que no es “oficialista, ni opositor” y que votará lo que más le convenga a La Pampa. Junto con él debe definir su posición su compañera de bancada, María Higonet. La lista de gobernadores que apoyaron el decreto de necesidad y urgencia con el que la Presidenta buscaba echar mano de las divisas del Banco Central ya contaba con los obvios avales del bonaerense Daniel Scioli, el riojano Luis Beder Herrera, el entrerriano Sergio Urribarri y el chaqueño Jorge Capitanich. En la otra vereda se pararon, como era de esperarse, el chubutense Mario das Neves y el puntano Alberto Rodríguez Saá. El Gobierno espera que la mayoría de los gobernadores –y legisladores– actúe como Schiaretti, el aliado sorpresivo.
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