Hoy Carlos Saúl Menem cumple 80 años. Él dice que va a ser candidato a Presidente, pero aquí se rumorea que será candidato a senador nuevamente aunque… por el oficialismo K de la provincia. Lejos quedaron aquellos asados multitudinarios en Anillaco. Hoy Menem será agasajado con un almuerzo que ha estado organizando su hija Zulemita –con quien últimamente se lleva muy bien– en el coqueto restorán Morena Beach, en la costanera norte de la Ciudad de Buenos Aires. Concurrirá algo menos de un centenar de invitados, entre ellos muy pocos riojanos. Por la noche, dirigentes allegados le organizan una cena cuya tarjeta se cotiza en 200 pesos. Aquella candidatura es por ahora una especulación y dirigentes del kirchnerismo gobernante no la niegan ni la confirman. El primer gesto vino del gobernador Luis Beder Herrera quien en mayo pasado, en el aniversario de La Rioja, lo ensalzó públicamente, algo que era impensable hasta entonces. Dijo que era por el apoyo que le había dado a la provincia, pero luego trascendió que hasta los Kirchner le habrían hecho llegar su agradecimiento por el voto a favor de mantener a Mercedes Marcó del Pont al frente del Banco Central. Quienes apoyan esta tesis, la refuerzan con que “la maldita década del 90” prácticamente desapareció del discurso del kirchnerismo y sobre todo del de Néstor. Pero sus amigos más cercanos afirman que para Menem, cada sesión del Senado “es una tortura”, que nunca le gustó el cargo que hoy ocupa y que además, todas las causas judiciales “que le inventaron, están activas”. Cuando hablan con él del futuro, siempre remata con lo mismo: “voy a ser candidato a Presidente”. Tampoco se inclina por integrar el opositor Peronismo Federal. “¿Cómo voy a estar con los que no me quieren?” razona delante de sus amigos. Pero cumple 80 años y su ánimo no es el mejor. Dicen que la relación con su hermano Eduardo pasa por otro de esos altibajos que tuvo siempre y no se sabe si éste estará presente en alguno de los agasajos de hoy. Lo concreto es que en su vida diaria Menem es el hombre que está solo y espera. Sus dos custodios de la Policía Federal, hace años que son su única compañía diaria. Pero él tampoco lamenta esa situación. En lo político sabe que vendrán horas decisivas para el kirchnerismo, para el país y para él, y sabe que su voto en el Senado, vale.
Por Julio Morales para el Diario Clarín
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