Durante la última jornada del encuentro caprino que se desarrolló en nuestra provincia, María Rosa Lanari, integrante del INTA Bariloche disertó sobre “Fibra” caprina. Resaltó la repercusión social de la actividad en cuanto a la cadena de valor que está cobrando fuerza tras muchos años de esfuerzo, la comercialización del producto y la mejora genética para ganar en fibras de mayor calidad. Dentro de esos ejes, la panelista explicó que a partir del 2004 la actividad comienza a tomar impulso y a desarrollarse en el campo de las textiles. Se organizaron grupos de trabajo, se los capacitó y se introdujo el peine para extraer la lana de los animales. De ese modo “hoy tenemos pruebas hechas en textiles de mezclas de hilos, de productos elaborados que todavía estamos trabajando con una demanda importante: fibra, de cerdada, de hilos y prendas”, comentó Lanari. La concentración de esta producción está en los 5 departamentos del Sur de Neuquén, el cachemira, es una fibra muy particular de la Patagonia. “Nosotros trabajamos en una zona donde tenemos dos tipos de cabra, la cabra angora y la cabra criolla”, explicó. La iniciativa es un trabajo que se viene desarrollando en el marco de la valorización de un recurso genético local que es la cabra neuquina, dijo. “Venimos trabajando hace 15 años, soy del equipo original, tal vez la más antigua en esta disciplina así que puedo decir que todavía esta fibra no es tan conocida en el País, sigue siendo un producto novedoso”, añadió. El objetivo final es alcanzar la comercialización estratégica y abrir nuevas rutas de mercado. Por ahora, sostuvo la especialista “tenemos la idea de abastecer el mercado turístico de la zona Patagónica, los mercados de los lagos, son muy importante donde hay comercialización de productos muy finos”. “Tenemos una fibra especial, queremos darle identidad patagónica y cultural ya que se produce en una zona trashumante”, resaltó la panelista. Las prendas que se confeccionan “son muy preciadas a pesar que nuestro cachemira no fue seleccionado, nuestra calidad no es de la mejor”, (el cachemira de la china es el mejor, es de 14 micras, la nuestra es de 19 micras), informó. “La población es muy variable, se logran prendas exquisitas, de diseño, ya sea artesanales o industriales que pueden venderse en Italia o aprovechar el mercado turístico”, acotó. No obstante, la investigadora está convencida que la mejora genética es fundamental para lograr una fibra de mayor calidad. “Puede mejorar muchísimo”, en este sentido “estamos haciendo adelantos a pequeña escala, viendo los parámetros genéticos, haciendo estudios de variabilidad de la población y contamos con pequeño plantel que alcanzó mayor finura de esta fibra”. Por ahora, los buenos resultados pueden medirse en cantidades a pequeña escala y en tal sentido Lanari informó que “tenemos un cálculo de 350 mil chivas, y esquilando solo el 10% obtenemos entre 1 a 5 toneladas de cashmere peinado al precio de 30 dólares el kilo”. Por último la disertante resaltó el impacto social de la actividad y la importancia de trabajar en red con otros sectores cabriteros del País. Al finalizar, Lanari hizo un balance y resaltó la importancia del Congreso. “Me pareció fantástico, los paneles y la cantidad de trabajos manifiesta la actividad que hay”. “Es una actividad que antes estaba muy circunscripta al INTA y a alguna otra institución, había poca actividad privada, aquí vemos que hay grupo de estudiantes, grupo de productores, cooperativas, una cantidad de desarrollo en distintas líneas de productos que muestra un avance”. “Nos recibieron espectacularmente, las autoridades, la Provincia, las instalaciones que nos ofrecen. Alcanzamos un buen intercambio entre los grupos de Agricultura y el INTA local, podemos trabajar en redes a distancia en recursos genéticos caprinos”, concluyó. María Rosa Lanari, nació en La Plata, provincia de Buenos Aires y se graduó de ingeniera agrónoma en la Universidad Nacional de La Plata. Posteriormente se doctoró en Ciencias Biológicas, en la CRUB, universidad Nacional de Comahue, en el 2004. Actualmente es investigadora en el grupo de reproducción y genética INTA, EEA, Bariloche y se desempeñó como docente en varias Universidades del país así como en la cátedra del Institut fuer Milcherzeugung. Bundesanstalt fuer Milchforschung. Kiel. Rep. Fed. Alemana. Asimismo, es reconocida por su participación en numerosos trabajos bibliográficos y publicaciones de tirada internacional, circunscriptas a tareas de investigación y fomento de producciones regionales sustentables.
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