
Estando próximo el 28 de junio, el gobierno en su totalidad, trata de argumentar con razonamientos tramposos lo que a los vecinos de La Rioja nos resulta harto evidente; quiero decir precisamente que, por más que quieran convencer a los gremios en conflicto o a los empleados y beneficiarios de programas, de que no hay plata; es el mismo gobierno el que cae en su propia trampa, tal como lo evidencian las últimas declaraciones del gobernador al afirmar que la provincia está bien en materia financiera. Mientras la provincia recibió en los primeros quince días en concepto de fondos coparticipables más de 70 millones de pesos, y se espera otro tanto para lo que resta del mes; a lo que hay que agregarle los 33 millones mensuales que entran en concepto de fondos extracoparticipables, más los fondos que entran por retenciones a la soja, más los otros fondos que provienen de numerosos convenios por obras que semanalmente se firman; ¿cómo se entiende, por dar un solo ejemplo, que en los hospitales no hay fondos ni para los reactivos esenciales de algunos análisis clínicos? Esto no es un argumento falaz, esto es la verdad. A esa realidad se le opone la otra realidad; la del apriete para votar a los candidatos oficiales, la del ofrecimiento de tarjetas sociales de distintos importes como si fueran billetes de lotería según corresponda a tal o cual candidato, la de la organización de los actos proselitistas que en vez de ser uno solo por lista oficial se deben multiplicar por cuatro y agregar un sinnúmero de colectoras de concejales que derivan en un mayor gasto de la caja del Estado; en fin, la de disponer de toda la parafernalia estatal, entre propaganda, afiches, y los medios comunicación a disposición tanto los gráficos como los radiales y televisivos. ¿Saben ustedes lo que sale un espacio de publicidad en un diario o portal de internet? Estaría todo bien si no fuera porque ese costo no es solventado por el bolsillo del o la candidata, sino que es solventado con la plata de todos nosotros; y así es lógico que no habrá plata para aumentos, blanqueos o para insumos básicos de los hospitales y centros de salud; aunque, según los dichos del gobernador, la provincia esté bien financieramente. No obstante, se acerca la oportunidad para cambiar; porque si a todo lo dicho le sumamos el hecho de que siendo los candidatos oficiales funcionarios del actual gobierno ¿Por qué no llevan propuestas a la legislatura como proyectos originados en alguna de las dependencias del ejecutivo que tienen a su cargo?, ¿Por qué nos siguen mintiendo?; lo que no hicieron hasta ahora como funcionarios o diputados en ejercicio, difícilmente lo hagan siendo electos el 28 de junio. Si son del mismo gobierno, y del mismo palo. ¿Por qué no presentaron la ley de coparticipación municipal? Si ellos mismos manejan el tema de la seguridad, el problema de las adicciones, o el de las carencias sociales, ¿Por qué no lo solucionan desde el lugar en el que están? O es que van argumentar que no han tenido tiempo. Tengamos memoria y recordemos que ya son más de dos años desde que el actual gobierno con el menú de candidatos funcionarios está en el poder. Tengamos también memoria reciente, ¿Qué pasó con el funcionario Pioli y el desfalco del Ministerio al que pertenecía?; ¿Realmente creen que el Ministro Brizuela puede seguir entregando beneficios de todo tipo y hacer campaña, sin aclarar el grado de responsabilidad que como funcionario máximo del área debe dar a la población? ¿Por qué la Legislatura no lo cita a que dé informes de lo sucedido en el área a su cargo? Creo sinceramente que subestiman a la gente, porque parece que de lo que todavía no se han dado cuenta, es que el pueblo es mucho más inteligente de lo que ellos suponen. Van a tener una sorpresa el 28 de junio, porque ya se está entendiendo que los legisladores, además de presentar proyectos, deben ejercer tareas de control de los actos de gobierno. Por eso es necesario que la crítica constructiva y el debate se instale donde debe estar, en la Legislatura; para presentar proyectos útiles a la gente, para rechazar lo que no se puede aprobar, para interpelar al funcionario que no cumple con su deber, y también para acompañar lo que está bien.
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