Según una interesante encuesta, la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín actuó más positivamente en las mediciones de Margarita Stolbizer que la aparición de Daniel Scioli en la boleta bonaerense de Néstor Kirchner, hoy todavía en un virtual empate con la fórmula De Narváez-Solá y sin mostrar signos de despegue. El trabajo de Opinión Autenticada es uno de los primeros que se conoce con el nuevo y renovado mapa electoral. El sondeo contiene, por un lado, las nuevas sensaciones generadas en el electorado por el renacer del sentimiento radical con el fallecimiento de Alfonsín y la aparición en escena de su hijo Ricardo; por el otro, manifiesta un escaso efecto en la jugada K de las candidaturas “testimoniales” y la salida al ruego del mandatario bonarense. La encuesta revela que, hoy, habría un asentado emparejamiento entre la opción Kirchner-Scioli y la oferta del peronismo disidente de Francisco De Narváez y Felipe Solá. Los primeros estarían en 29,9 en la intención de voto, mientras que los socios de Scioli en 27,8. Los números entregan además un interesante análisis: Si Kirchner fuese solo en la boleta, sin Scioli, su caudal de votos apenas bajaría a 28,7. Los peronistas no K crecerían medio punto, llegando a 28,3. En contraposición aparece el caso de la alianza de la Coalición Cívica y la UCR. La muestra de Opinión autenticada refleja que, tras la muerte del líder radical y la posible conformación de una fórmula electoral de Stolbizer con Ricardo Alfonsín, la intención de voto de los representantes bonaerenses de Elisa Carrió crece drásticamente: de 15,1 sin Ricardito a 21,7, con el hijo de Alfonsín. Así se manifiesta el “efecto Alfonsín”. “Un primer nivel de análisis conferiría verosimilitud a la existencia del denominado `efecto Alfonsín´, aunque no a la del `efecto Scioli´”, asegura el trabajo de la consultora, calificando a este último como “un fenómeno apenas incipiente que –conforme a los resultados- aún no parece haber adquirido plena entidad”. “Lo anterior resulta compatible con anteriores análisis de esta consultora donde se ha hecho hincapié sobre el carácter estructural del voto oficialista, caracterizado por su consolidación estable, en contraposición al carácter variable del voto opositor –cierra el trabajo-. En tal sentido, el denominado “efecto Alfonsín” aparece como un claro ejemplo de lo último; mientras que la ausencia del “efecto Scioli” revelaría la invarianza cuantitativa y cualitativa del actual electorado oficialista”.
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