Más de 15 listas colectoras atadas a la suerte del candidato oficialista, 3500 aspirantes para 205 cargos en juego y una dependencia financiera casi exclusiva de los recursos que se envían desde la Casa Rosada resumen una parte de la radiografía riojana. Así se votará mañana en una provincia a la que el gobernador kirchnerista Luis Beder Herrera tiene en un puño: influye en los dos miembros del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y mantiene una mayoría invencible en la Legislatura, con 34 diputados aliados sobre un total de 36. Pero el verdadero secreto del éxito está en el vigor del Estado: un 75% de la población depende directa o indirectamente del gobierno, según información oficial, y 84 de cada 1000 habitantes son empleados públicos, de acuerdo con un estudio elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas (Cippec). Con marcado estilo de caudillo, Beder Herrera, que ocupa cargos públicos desde 1983, conserva su injerencia en todos los sectores en la provincia. Los dos vocales del Tribunal Superior de Justicia -que ayer rechazó un reclamo del candidato por el Frente Cívico por el Cambio, Julio Martínez- fueron nombrados hace siete años, cuando Beder Herrera ejercía como vicegobernador. El vínculo es aún más estrecho: el hijo del presidente del máximo tribunal, Juan Luna Corzo, es el actual secretario general de la gobernación y candidato a diputado provincial por el oficialismo. El alto tribunal debería estar conformado por cinco vocales, pero hace más de dos años que solamente hay dos. "Es una decisión netamente política. Beder se comprometió a nombrar cuanto antes a los miembros faltantes", dijo a La Nacion el vocal Angel Avila, uno de los dos hombres fuertes de la justicia riojana, que presidirá mañana el Tribunal Electoral. En la Legislatura riojana ya no hay color político que bifurque caminos: diputados bederistas, menemistas y radicales evitan tratar una ley de coparticipación provincial, lo que les daría cierta independencia a los municipios. Así, la administración del dinero se centraliza únicamente en la Casa de Gobierno. "La Rioja es como Cuba: lo que no es del Estado no existe", afirmó el ex gobernador y ahora candidato Angel Eduardo Maza, que comandaba la provincia en los tiempos de Carlos Menem. Paradójicamente, del Estado depende una buena porción de la población, pero, a su vez, el 93% del dinero que administra La Rioja proviene de fondos nacionales. En 2010, de los 2355 millones de pesos ejecutados, solamente 160 millones de pesos fueron obtenidos por recaudación propia, según el Instituto Nacional de Análisis Fiscal. Con simétricas estadísticas, La Rioja y Formosa son las dos provincias argentinas que mayor dependencia tienen con la Nación. El candidato del Frente Cívico por el Cambio, el radical Julio Martínez, cuestiona que el Gobierno se aproveche de la situación. "Les da buenos resultados electorales tener a la gente cautiva", sentenció el diputado nacional. "Lo digo sin empacho: a los riojanos nos conviene estar con el gobierno nacional porque somos una provincia desfinanciada y sin dependencia económica", reconoció Beder Herrera en diálogo con La Nacion. Y agregó con tono crítico: "Una cosa es lo que figura en el presupuesto y otra es el número que realmente nos manden". ¿El gobierno nacional le prometió más dinero y le envió menos? El silencio y la risa cómplice del mandatario riojano se pueden interpretar como una respuesta. Sin embargo, en épocas electorales, la ayuda se acentuó. Anoche, en una suerte de último espaldarazo político, el ministro de Economía, Amado Boudou, aterrizó aquí para anunciar junto con Beder Herrera un crédito millonario del Banco Mundial. Fue la foto necesaria para darle mayor impulso al candidato kirchnerista. Parte del dinero que dispone la Nación para La Rioja proviene de la coparticipación y del Fondo Federal Solidario. No hay nadie que omita aquí, cuando se trata el tema, que la provincia perdió un punto de coparticipación, en 1988, durante el último año de la gestión del entonces gobernador Menem. Con industrias débiles y poco desarrolladas, el 79% de las actividades se centra en los servicios, según el estudio de Cippec. El Estado hasta cooptó el mercado de taxis. Mediante un plan, ayuda a modernizar la flota de autos, pero a cambio utiliza a los vehículos para movilizar personas en tiempos electorales. Esta práctica fue reconocida por el gobernador en diálogo con La Nacion. La dependencia estatal de La Rioja es una situación sin resolver desde hace muchos años, a pesar de que tanto oficialistas como opositores coinciden en que hubo una disminución en la planta de empleados públicos con respecto a una década atrás. Mientras tanto, el cierre de la campaña electoral tuvo insólitos sorteos de casas, motos y electrodomésticos, como hizo el intendente del departamento de Chepes, el oficialista Luis Saúl, y fuertes denuncias por falta de transparencia.
Nicolás Balinotti. Enviado especial La Nacion.
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