miércoles, 27 de agosto de 2014

MICROS CAROS Y CON PROBLEMAS.

Concejales capitalinos analizan la reactualización de las nuevas tarifas que regirán para el transporte urbano de pasajeros. Aunque no se adelantó ninguna cifra, el incremento puede oscilar entre 1 y 2 pesos a los 3,50 que se cobra actualmente. Mientras, los usuarios y automovilistas padecen la falencia en la ubicación de las nuevas paradas, que provocan grandes caos en horarios pico. Pero si esta necesidad fue cubierta en forma conveniente, existen otras que ya comenzaron a preocupar a la población. Por ejemplo, la nula cobertura que esgrimen las paradas de las distintas líneas. “Desapareció el tren; la estación pasó a ser un mero recuerdo. Se modernizaron las avenidas; el coche a caballo pasó al recuerdo, pero es inadmisible que a la altura de estos tiempos, los riojanos tengamos que sufrir carencias que pueden ser subsanables”, se quejó un vecino del barrio Ferroviario. Se refería a la falta de señalización para todas las líneas de colectivos, y lo que es peor aún: la imperiosa necesidad de contar con paradores, máxime en zonas alejadas del casco céntrico. Por caso: las líneas que convergen desde y hasta la zona sur, y aquellas que tienen que transitar, por ejemplo, la avenida Ramírez de Velasco, no ofrecen ni la más mínima sombra para los atribulados riojanos. Si se pensaba en modernidad con la incorporación de las nuevas unidades de transporte, también habría sido menester trabajar en la diagramación de refugios y carteles señalizadores, como tienen las grandes ciudades. “¿Porqué La Rioja siempre viene desde atrás?”, sostuvo una vecina de la zona de La Quebrada. Y mucha razón tiene, porque estas obras no erogarán grandes sumas de dinero. Sólo tiene que haber una decisión de las autoridades. De qué sirve que los ómnibus tengan aire acondicionado, si cuando un usuario deba abordarlo tendrá que contar con una toalla para secarse la transpiración, cuando los días tórridos del verano se hagan sentir.

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