Con el calorcito, la cochinilla de la yema se lanzó al ataque y podría diezmar una producción estratégica para el país. Este insecto ya afectó 250 mil olivares de la provincia de Córdoba, en casi 5 mil hectáreas bajo riego, con un rinde medio anual previsto de 10 millones de kilos de aceitunas, y el INTA, junto con la Secretaría de Agricultura provincial, están tratando de detener su avance. Esta plaga, que parasita a las plantas de olivo, produce la deformación de los frutos y la disminución en la calidad de los subproductos de la aceituna y si la planta está muy atacada directamente deja de producir. Para combatir la plaga, el gobierno provincial puso en marcha un plan sanitario que abarca 3.500 hectáreas de la cuenca olivícola del noroeste. En este sentido, el jefe de la Unidad de Extensión y Experimentación (UEE) Cruz del Eje del INTA, Ing. Eduardo Orecchia, señaló a Clarín Rural que "la aparición de las ninfas de cochinilla se produce cuando hay una semana con temperaturas que superan los 23 grados centígrados" y recalcó que "en la región de Cruz del Eje, las ninfas comenzaron su movimiento el 24 de agosto". En diálogo con Clarín Rural, el Ing. Orecchia explicó que "para destruir esta plaga, hay que atacar la ninfa. En general, se hace con fosforados más aceites emulcionables, pero como hay población cerca se está evitando el uso de este producto por su toxicidad y se está utilizando piretroide (bifentrin) más aceites siliconados, 40 a 50 cm3 cada 100 litros de agua)", contó Orecchia. "La dificultad es que se necesita mucha agua (1.500 litros por hectárea) y muy buena presión, pero se está logrando", destacó. "Además, cuando las plantas son muy grandes, se hace una poda y luego una quema sanitaria -que está autorizada por Medio Ambiente de la provincia-, antes de la primera pulverización que debe repetirse a los 20/25 días, y reiterarla en el mismo período de tiempo, depende del nivel de ataque que tenga la planta. Todo esto debe ser acompañado por riego y fertilización", manifestó a Clarín Rural Orecchia. Por otra parte, Claudia Funes, del área de Protección Vegetal del INTA Catamarca, indicó que, si bien la plaga afecta principalmente a Córdoba, en 2008 también "se pudieron apreciar algunos focos aislados en fincas de la provincia de La Rioja". Según ensayos realizados por Orecchia junto con la Universidad de Córdoba, los daños que ocasiona esta cochinilla "son severos, ya que provoca un estado de decaimiento y decrepitud general de la planta", cuyas ramas atacadas no fructifican o lo hacen en menor cantidad, y progresivamente se van secando. A su vez, la investigadora del INTA Mendoza, Violeta Becerra, dijo que "las ninfas poseen dos tubos bucales: con uno succiona la savia de la planta, y con el otro le inyecta una saliva tóxica que se distribuye a través de los conductos del olivo". Luego de que las hembras (que se desarrollan en las grietas de la corteza) ponen entre 30 y 70 huevos, estos eclosionan inmediatamente y las ninfas comienzan a moverse a gran velocidad por las ramas en busca de un punto donde fijarse. "Para monitorear su movimiento colocamos sobre las ramas cintas engomadas y así contabilizamos que, cada 10 centímetros, había más de dos mil ninfas", manifestó Orecchia. Especialistas coinciden en que la mejor forma de controlar la plaga es mediante la concientización de los productores, aunque también existen ensayos con diferentes tratamientos: insecticidas mezclados con aceites emulsionables, insecticidas con aceites siliconados, insecticidas solos, natural oil y Tierra de Diatomeas, entre otros, que se aplicaron en invierno o en la etapa de ninfa móvil.
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