En las elecciones de 1983, cuando era el ansiado regreso a la democracia, prácticamente todos los medios apostaban al justicialismo encabezado por Italo Argentino Luder. Recuerdo haber visto solamente un título importante que preguntaba "¿Y si gana Alfonsín?". Lo publicaba el mismo diario que hoy el gobierno central convierte en su enemigo político Nº1. Ya para entonces Alfonsín había estado en La Rioja y había protagonizado un acto político en el centro de la ciudad y Carlos Menem había hecho otro acto a la misma hora en un barrio. Y los periodistas íbamos de un lugar a otro para semblantear lo que ocurría en cada uno de esos polos. En realidad, lo interesante era el espíritu de alegría y esperanza que tenían los radicales que no podían creer la cantidad de gente que se había congregado para escuchar a aquel hombre, de tono áspero, casi recio, que hablaba con la mano izquierda en el bolsillo de su saco y apuntaba con el índice de su derecha: "con la democracia se come, se educa y se cura". Ya se había hecho famosa su frase "un médico ahí, por favor". Se notaba que era un hombre decidido a ser Presidente, con todo lo que ello implica. ¿Tendrá aquella garra su hijo Ricardo? ¿Tendrá el mismo anhelo, el mismo ímpetu? El viernes comenzarán a develarse las respuestas que son una incógnita hasta para los mismos radicales. Por lo pronto, Alfonsín quiere hacer algo importante: estar en paz con su alma y por lo tanto irá al barrio Enrique Angelelli para hablar con los vecinos de allí. Porque cuando Ricardo Alfonsín sufrió el golpe de la pérdida de su hija, en uno de esos accidente casi tontos con los que a veces nos traiciona la vida, en medio de su dolor, recurrió a la figura, pensamiento y obra del obispo riojano. Y siente que está en deuda. Los radicales riojanos se entusiasman con realizar "el contra-homenaje" o "el homenaje auténtico": nada de aparatos, ni custodios –casi desafìan-, solamente los vecinos, la gente sencilla. Pero el verdadero examen estará en el acto de reasunción de las conducciones de los comité provincia y capital. Es decir que a un lado de Alfonsín estará Julio Martìnez (que vendrá con él en el vuelo de línea) y Guillermo Galván estará en el otro costado. También en el estrado estarán dirigentes justicialistas disidentes, una de cuyas bases está precisamente en el barrio Angelelli, y que ponen las fichas a Julio Martínez gobernador. Pero la presencia de Alfonsín no significará un respaldo explícito a ningún precandidato local. Primero porque sería muy apresurado y el radicalismo es muy cuidadoso con sus elecciones internas. Y también porque el comité nacional decidió que la cuestión nacional no interfiera o lo haga lo menos posible en las internas locales. Ya es un secreto a voces que Guillermito aspira a algo. Esto también explica en parte, sus actuaciones de alto voltaje político y mediático de días pasados. Perfil que seguirá intentando mantener alto para convertirse primero en opción interna dentro de la UCR. Lo que es cierto es que Galván no quiere quedarse como diputado provincial y por eso arma la profundización de su perfil opositor. Señala que ha sido él, junto con Judit Díaz Bazán, los que han efectuado las denuncias más resonantes, "con papeles en la mano" en lo que va del gobierno de Beder Herrera. Ponen como ejemplo, desde la compra de medicamentos mediante ONGs hasta la Sapem Agroarauco, que según Guillermito, hasta puede salpicar la finca de Anguinán. "Nosotros no hacemos oposición por oposición –argumentan- si apoyamos la ley de bonos es para que incluyan a los trabajadores y puedan ligar algo. En cambio nunca lo vemos a Julio Martínez, proponiendo algo o reuniéndose con los empleados públicos. Nosotros cuando hablamos lo hacemos fundados en algo". Más allá de las disputas internas es que los radicales olfatean que a caballo de la situación nacional y también de la provincial, sobre todo en el desfasaje de ingresos per cápita, hay una situación factible de ser aprovechada políticamente. En realidad el desafío más importante que tienen a vencer las cabezas de ambos sectores, es sacar al radicalismo riojano del péndulo de los eternos apellidos y convertirlo en un partido de masas, con todas las contradicciones y conflictos que ello conlleva. Si no, será muy difícil llegar al poder. Y por el lado del justicialismo, cuando en la Casa de Gobierno daban por superado el incidente Bosetti-Luna-Galván, los concejales oficialistas le dispararon un verdadero misil político a Bosetti. En esto se unieron las tres vertientes (lunismo, quintelismo, bederismo) porque dicen estar hartos de oficiar de bolsa de boxeo para el medio bosetista. El bederismo tratará de esquivarlo pero el telón de fondo es verdaderamente preocupante y se trata de la relación políticos y medios. Donde, como decía Discepolìn: en el mismo lodo, (estamos) todos manoseados. Y eso no es justo. Hay buenos políticos, hay buenos medios y hay buenos comunicadores que no se embarcan en este verdadero retroceso.
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