La Cámara Riojana de Productores Agropecuarios (CARPA) recomendó no abandonar los viñedos una vez finalizada la cosecha. A través de un comunicado de prensa explicó que “la cosecha es la labor que marca el final de un ciclo pero, a su vez, nos indica el comienzo de otro”. Sostuvo que “es muy común en nuestra zona ver que los viñedos una vez cosechados son “como abandonados” por parte del productor, quien espera la llegada del invierno para iniciar las labores de poda, pensando que después de la cosecha nada se debe hacer, lo cual constituye un grave error ya que la planta, una vez concluida la cosecha, en nuestra zona, tiene aun un periodo de más de 60 días de vegetación en el cual la misma deberá acumular las reservas correspondientes para poder iniciar su ciclo la próxima temporada”. Recordaron también que “durante la brotación, el sistema radicular de las vides está poco desarrollado. La planta para crecer en esa época, se nutre de las sustancias de reserva que posee. Estas sustancias están compuestas por almidón, proteínas, aminoácidos, etc., que fueron elaboradas en la hoja y acumuladas en distintas partes de la planta (sarmientos, tronco, brazos y raíces). “Esta acumulación se produce durante parte del verano y todo el otoño, con mayor intensidad, una vez que se cosechó el fruto. Resulta entonces fundamental el cuidado que debe realizarse para tratar de mantener las hojas en buen estado sanitario hasta que ocurran las primeras heladas. Esto contribuye a una buena maduración de los sarmientos y a la correcta traslación de los nutrientes de las hojas a las yemas y demás órganos de la planta”. Además dan a conocer que “las condiciones climáticas del otoño en nuestra región, mañanas frescas con importantes rocíos, favorecen al desarrollo de una de las enfermedades criptogámicas más importantes de la vid como es la peronóspora, cuyo principal síntoma es la defoliación, esto no afecta ya a la madurez, puesto que la cosecha ya se realizo, pero es común ver que los viñedos que sufren el ataque de esta enfermedad rebrotan y con esto se genera un gasto de las reservas que deberían utilizarse en la temporada siguiente por lo que de esta manera se esta asegurando la pérdida de una parte de la producción de la próxima cosecha”.Para ayudar a la permanencia de hojas en las plantas de vid en forma funcional y sana, “debemos realizar tratamientos de postcosecha orientados al control de peronóspora”. Las aplicaciones pueden ser preventivas y/o curativas. En tratamientos preventivos, para el control de peronóspora, se utilizan productos derivados del cobre, como caldo bordelés y oxicloruro de cobre, que poseen largo poder residual. Los tratamientos curativos se efectúan una vez aparecidos los síntomas y se recomienda emplear productos sistémicos, que en general son más caros y más difíciles de encontrar en nuestro medio.Finalmente desde CARPA aconsejan “disminuir los riegos y efectuar labores culturales que disminuyan la humedad relativa ambiente. Para lograr un buen resultado, deben realizarse los tratamientos en el momento oportuno y con la dosis correcta. Es necesario además utilizar la maquinaria adecuada y mojar las plantas hasta punto de goteo”.
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