sábado, 3 de enero de 2009

EN VILLA UNION UN CURA MANEJA UN MILLÓN DE PESOS PARA OBRA PÚBLICA SIN RENDICIÓN DE CUENTAS.

El padre Enrique Martínez calificó como “una gauchada” la administración de dineros públicos para la realización de obras que lleva adelante a través de su Organización No Gubernamental en Villa Unión. Dice que el Gobernador “le pidió una mano” para hacer las obras y que él no lo cuestionó. En una actitud inusitada, el cura párroco concluyó la entrevista con una respuesta soberbia: "Y bueno quien quiera entender que entienda". También confirmó que las obras que lleva adelante no son licitadas por el Gobierno Provincial. Ni por su ONG. Ni siquiera realizan concursos de precios. Aunque el religioso se escuda diciendo que ellos rinden cuentas directamente al Tribunal de Cuentas de montos por más de un millon de pesos. La gente que trabaja en las obras, según el padre Martínez, "es gente desocupada que no tenía trabajo, y que actualmente se inscribieron como monotributistas para percibir un ingreso por su salario". Según el cura Martínez, “el que paga el trabajo de la gente es el Gobierno” a través de su persona. Desde la perspectiva del cura, lo suyo es una tarea social y dijo que: “yo no me he metido en la Municipalidad, ni mucho menos”. Para el padre Martínez lo suyo es parte del compromiso social de la Iglesia. Consultado sobre las estructuras paralelas que construyó el Gobernador en diferentes departamentos de la provincia. El cura dijo que no es de su incumbencia si se respeta o no “la institucionalidad”. Incluso ante la consulta volvió a repetir las palabras expresadas por Roberto Morales, “sobre eso preguntenlé al Gobernador”. Consultado sobre los contratistas que son dejado de lado en Villa Unión a través de esta modalidad de manejo de fondos públicos. El cura Martínez “ninguneo” a las empresas privadas que existen en la zona. Esta es una muestra más de lo que venímos repitiendo. La Clase Política riojana frena el desarrollo provincial, porque sólo busca formas turbias de generar negocios que nunca favorecen a los capitales riojanos que arriesgan e invierten en la provincia. La Clase Media riojana que debería pechar el carro del progreso es persistentemente dejada de lado, con mecanismos de adjudicación directas de obras públicas que podrían configurar un delito.

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