miércoles, 2 de septiembre de 2009

DEUDAS Y DESIGUALDAD, LAS DEUDAS PENDIENTES EN LA ACTUALIDAD.

Beatriz Sarlo y Natalio Botana coincidieron al mirar la Argentina de hoy y la de 1910.
Fueron dos intelectuales a la altura de los debates plurales que reclama la celebración del Bicentenario. Ayer, Beatriz Sarlo y Natalio Botana enunciaron los grandes asuntos que el país no ha resuelto o no consigue articular en el escenario político y cultural. Fue el cuarto encuentro de los Diálogos del Bicentenario, convocado por el gobierno porteño en el Museo Isaac Fernández Blanco, ante una audiencia de oído atento, coordinado por el periodista Diego Valenzuela. Entre otros asuntos, hablaron sobre la necesidad de recuperar la centralidad de un sistema educativo capaz de resolver las desigualdades, de afrontar el desafío fiscal como base para crear bienes públicos (educación, salud, seguridad), de la formación de los públicos como una cuestión cultural primordial, del papel de los partidos políticos, de la coexistencia de movimientos estéticos. Y de la megalópolis (Buenos Aires, el conurbano y la provincia) como el espacio que abre un interrogante mayor: ¿es viable un país federal, tratado en forma desigual en el reparto fiscal, que concentra la mitad de su población en una megalópolis? Las formulaciones de ambos intelectuales, que provienen de tradiciones opuestas, pero coinciden en su activa participación en los temas de la agenda pública, exhibieron más similitudes que discrepancias. Sarlo dedicó su intervención a mostrar las enormes diferencias culturales que existen entre la Argentina que celebró en 1910 su Centenario y la que se aproxima a 2010. Sacudió a sus palabras de connotaciones "nostálgicas", palabra que recuperó a la hora de referirse a la escuela pública. Recordó que en 1910 la preocupación era que "la escuela pública tenía que ser el lugar donde debían formarse los ciudadanos". Sarlo explicó que así como hace un siglo hubo textos fundacionales (como el Martín Fierro ) que sostuvieron algunos de los debates culturales y literarios, "está fuera del tiempo la idea de que, en el presente, un texto mande señales del pasado y permita anticipar ideas del futuro". Existió, hace un siglo, "la convicción de que era posible la constitución de ciudadanos democráticos en este país y un discurso sobre la patria". Sin embargo, ni desde la literatura ni desde el arte puede representarse la Nación en un discurso. "Hoy es impensable. Aún es la pregunta que la política no puede responder." Señaló que la prensa periódica fue "el gran tejido de una pluralidad de voces. Fue uno de los grandes espacios universales que se mantuvo hasta la primera mitad del siglo XX". Botana partió de una idea rotunda instalada en el Centenario de la Argentina: "El país era una flecha lanzada hacia la idea de progreso infinito". Como Sarlo, Botana recordó también al visionario Joaquín V. González, para quien "la Argentina estaba sujeta a discordias intestinas que no se resolverían en una síntesis superadora", lo que se ha mantenido "en forma subterránea a lo largo de este siglo". Como asuntos recurrentes de la historia política, Botana enunció "la tradición ejecutiva en la manera de gobernar, cuya tendencia era doblegar a los otros poderes. Es curioso, pero si volvemos la mirada hacia 1910 advertiremos que los tres asuntos que fueron centrales hace un siglo todavía están: el Estado, la sociedad civil y el régimen político". Y tuvo un concepto crítico para el papel que la prensa jugó entre los "moldes legítimos e ilegítimos" que se alternaron durante los últimos cien años. "En la megalópolis, donde se concentra la mitad de la población del país, radica uno de los problemas centrales del presente", dijo. Agregó: "El desafío fiscal en la Argentina es enorme. Si queremos bienes públicos, tenemos que plantearnos seriamente pagar impuestos". Coincidió con Sarlo en la centralidad de la educación para formar sujetos democráticos -asunto no negociable en países como Alemania y Francia- y en que "la gran cuestión cultural es la formación de los públicos".

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