Jorge Machicote sigue muy enojado con Néstor Bosetti, diputado electo, mientras que un sector del gobierno trata de salvarlo. Mario Guzmán Soria está molesto por la distribución de las 501 viviendas. Sergio Casas se puso de malhumor por la ausencia de autoridades en los actos protocolares de San Blas. Luis Orquera -junto a Américo Barrios- transmitió esos enojos a la Casa de Gobierno y se buscó un acercamiento con el gobernador, pero no hubo cena ni tampoco llamados telefónicos. Son los voceros del bloque de diputados justicialistas, que con el apoyo de los demás, ya no ocultan su desaprobación a las últimas jugadas de Luis Beder Herrera. Por eso, convocaron al secretario general de la Gobernación, Luis Brizuela, y al director de esa área, Alberto Boveda. No aprueban el manejo de los fondos públicos y ya lo dicen a los cuatro vientos. Tampoco aceptan que se premie a la oposición, como sucedió con el ingreso de Ramón Brizuela y Doria al Tribunal de Cuentas, ya que no se olvidan que el radicalismo abandonó siempre las discusiones institucionales, como fue la última reforma constitucional. Y además no avalan el acercamiento de la oposición a la Casa de Gobierno. Los diputados están también desconcertados por el ingreso de Adolfo Scaglioni, un mazista de la primera hora, para que maneje la empresa Aguas de La Rioja, y por ello, la mazificación del gabinete. No encuentran razón, al tiempo que no les disgustaría controlar AJALAR, y en especial a Juan Manuel Ártico. El bloque de diputados, bederistas puros en su mayoría, podrían dar señales de descontento con un pedido de interpelación al ministro de Infraestructura, Javier Tineo, y luego a otras áreas esenciales del Ejecutivo. Este jueves podría concretarse un encuentro entre el bloque y el gobernador, pero a la primera los voceros del bloque no fueron.
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