sábado, 20 de noviembre de 2010

COBOS TIENE LOS VOTOS PARA DESTITUIR A MORALES Y EL MARTES VA POR SU CABEZA.

En un año, el jujeño Gerardo Morales podría perderlo todo: la presidencia del Comité Nacional, que en diciembre le cedió a Ernesto Sanz; y la jefatura del bloque de senadores, que ahora quiere arrebatarle el vicepresidente Julio Cobos con los votos ya reunidos para ejecutarlo. La embestida del vicepresidente es en represalia a la votación que Ricardo Alfonsín impulsó en Diputados para definir las nuevas autoridades pese a que hace un año habían acordado que él sería quien ocupara ese lugar durante 2011. Victorioso en la contienda interna, no sólo impuso a Ricardo Gil Lavedra en ese cargo sino que pidió el resto de los cargos de la bancada. En represalia, Cobos fue por la Cabeza de Morales y comenzó a llamar a los senadores que vienen objetando su estilo de conducción, por autoritario e inconsulto. La suerte del jujeños se definirá el martes en una caldeada reunión de bloque donde, como mínimo, su poder quedará debilitado. “Lo más probable es que se insulten de arriba abajo pero todo siga igual. Bajarlo tiene un costo enorme en el partido”, avizora un asesor del bloque, conocedor de los desencuentros internos. Pero los cobistas no están dispuestos a ceder. Por el contrario, ya cuentan los diez votos que le darían la posibilidad de quitarle la conducción del bloque a Morales, su principal objetivo. Tanto es así que su sucesor no está tan claro. Cobos cuenta como propios a su coterránea Laura Montero, el chubutense Mario Cimadevilla, el rionegrino Pablo Verani, el cordobés Ramón Mestre, los correntinos José Roldán y Eugenio Artaza, los catamarqueños Oscar Castillo y Blanca Monllau, el santiagueño Emilio Rached y el chaqueño Roy Nikisch. Con 17 senadores, estos nueve alcanzarían para descabezar a Morales. A Morales lo sostienen el mendocino Ernesto Sanz, el formoseño Luis Naidenoff, el entrerriano Arturo Vera, el santacruceño Alfredo Martínez y el tucumano José Cano. La duda es que posición tomará el pampeano Juan Carlos Marino, un histórico alfil de Enrique “Coti” Nosiglia que hace un año tenía el apoyo para ocupar el lugar de Morales pero prefirió hacerse a un lado. Los cobistas lo consideran propio aun cuando participó de la presentación del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), la línea creada por Ricardo Alfonsín creada para quedarse con la candidatura presidencial del partido. “Si se enfrenta al alfonsinismo se complica en su interna con (el intendente de Santa Rosa Francisco) Torroba para definir quién es el candidato a gobernador. Es nada más que eso”, minimizan. Pero ahora necesitan de su voto y todavía lo están esperando. No es la única duda que tienen. Temen que Cimadevilla se sienta en deuda con Morales por haber sido elegido miembro del Consejo de la Magistratura. Y Roy Nikisch tampoco da demasiadas garantías: aunque su rivalidad interna con el alfonsinista Ángel Rozas indicaría que debería ir por la cabeza de Morales, en el bloque lo hay escuchado elogiar su capacidad de trabajo, máxima virtud del jujeño. Marino, mientras tanto, estudia con los suyos si le conviene desembarcar en un bloque convulsionado por la salida abrupta de su máxima autoridad, justo en un año electoral. Si se decide, el martes podría ocupar de inmediato el lugar de Morales. Su indefinición generó la contraofensiva de Cobos, que consistió en promover la incorporación formal al bloque de los dos catamarqueños del Frente Cívico (Oscar Castillo y Blanca Monllau) y del correntino José Roldán. Y mencionar por lo bajo a Castillo como futuro jefe de bloque, tesis poco creíble para la mayoría de los senadores. Estos tres senadores votaron para hace un año para definir las autoridades del bloque, pero luego se manejaron con autonomía, sobre todo por sus diferencias con Morales. Roldán es quien más lo aborrece, herido por la intervención del Comité correntino. Castillo también se diferenció y hasta concurrió a muchas reuniones de labor parlamentaria en nombre de su bancada. Monllau fue la que más se comportó como senadora radical. Para que nadie los discuta como parte del bloque, los tres presentaron una nota al Senado pidiendo su incorporación formal, que deben aceptar los propios senadores, entre ellos Morales y Ernesto Sanz, presidente del Comité nacional. Los colocó en un dilema nada menor: rechazar el pedido sería casi expulsarlos del partido y sufrir las consecuencias en un año electoral. Y Aceptarlo dejaría a Morales en el banquillo. De donde, eso seguro, no saldrá ileso.

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