Cuando el 29 de junio -Cumbre del Mercosur mediante- pasaron los productos varados en la frontera y hubo promesas de acortar los tiempos, el sector se ilusionó. Al parecer fue en vano porque las trabas continúan. La liberación de los cargamentos argentinos de aceitunas y aceite de oliva el mes pasado -varados desde hacía casi dos meses en la frontera con Brasil- parece haber sido sólo un respiro, consecuente de la Cumbre del Mercosur o de los propios plazos establecidos por el vecino país para autorizar el ingreso de determinados productos a través de su régimen de Licencias No Automáticas de importación. Los propios productores de Mendoza confirmaron que desde el 29 de junio pasado prácticamente no se han entregado más licencias para lo que ellos elaboran. A pesar de las promesas de acortar los tiempos, las demoras siguen siendo las mismas y la preocupación crece en el sector. Hace sólo un par de semanas ya se había advertido sobre la reducción de empleo y la suspensión de personal; entre otras consecuencias como el posible corte de la cadena de pagos. El problema, explicaron desde la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), es que se está perdiendo el mercado brasileño frente a los directos competidores: España y Perú."Los productos que no podemos ingresar son remplazados por los de otros países. A futuro será muy duro recuperar al mercado de Brasil, en especial contra España", indicó al diario mendocino Los Andes un productor de aceitunas en conserva que prefirió no identificarse. Uno de sus colegas, dueño de otra empresa adherida a la organización olivícola, explicó que el país que preside Dilma Rousseff es fraccionador, tarea que no realiza Argentina por sus elevados costos debido a la inflación y el retraso cambiario. Este empresario también ve a España como la gran amenaza y agregó que incide mucho el tema impositivo. "Si se comparan los costos de producción de Argentina, Perú y España, se observa que se encuentran en situaciones casi iguales. La diferencia, en contra de Argentina, se da a la hora de pagar impuestos", mencionó el hombre e hizo notar que la desventaja competitiva se suma a la imposibilidad de cumplimiento con los plazos de entrega.Otro problema que se desata como consecuencia directa del no otorgamiento de licencias automáticas, es la ausencia de ingresos que esto significa. "Las aceitunas que no nos compran a nosotros, se las compran a otros. Lo que no vendemos no lo cobramos. Si no cobramos no tendremos dinero para realizar las labranzas de invierno, necesarias para garantizar una buena cosecha en 2013. Es una larga cadena de problemas", indicaron. Los representantes de Asolmen profundizaron también su opinión respecto del tema impositivo y criticaron algunas determinaciones políticas del Gobierno nacional. "El 5% de retención a las exportaciones es demasiado difícil de pagar, debido a que los plazos de devolución del 4% son muy largos", protestaron. "Además, por cualquier inconveniente que haya, se frena la devolución de todas las operaciones de exportación", agregaron. Otro impuesto cuestionado por los empresarios del sector es el IVA. El reintegro, el año pasado, se hacía en un máximo de 120 días. Sin embargo en la actualidad demora, en ocasiones, más de 250 días, según las fuentes consultadas. Toda esta sumatoria de problemas, repercuten en la baja de rentabilidad, pérdida de competitividad en el mercado de exportación y sobrestock en las fábricas. Desde una de las empresas de Asolmen, aseguraron que se están realizando despidos en muchas compañías y que, incluso, algunas han cerrado sus puertas. "La cantidad de mano de obra que emplea la olivicultura, al igual que gran parte de las economías regionales, es inmensa", sostuvieron. El lunes por la noche se realizó una reunión entre los integrantes de la Asociación Olivícola de Mendoza para debatir sobre la situación actual y las posibles medidas a tomar. Uno de los integrantes de la organización reconoció que se trataron diversas alternativas para pedir ayuda al Gobierno. Por lo pronto, se ha pedido una audiencia con el ministro de Agroindustria y Tecnología, Marcelo Barg, aunque reconocieron que la situación "debe ser resuelta desde el Estado nacional". El sector ya ha tenido otros encuentros con el ministro, que ha tratado de ocuparse del tema. Además, desde Asolmen manifestaron su apoyo a la Unión de Trabajadores Rurales (UATRE) de La Rioja que el martes advirtió públicamente que el sector vive un "panorama desolador" por la cantidad de fincas y fábricas dispuestas a reducir sueldos o despedir personal. En el caso de los empresarios riojanos, también han acordado una audiencia con el gobernador Luis Beder Herrera el próximo viernes para analizar la situación aunque la Nación ha prometido ayuda.
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