viernes, 13 de marzo de 2009

CARLOS PAGNI ANALIZA EN DIARIO LA NACIÓN LOS MOTIVOS DEL MATRIMONIO K DE ADELANTAR LAS ELECCIONES.

Una decisión derrotista Por Carlos Pagni
Si hacía falta una señal de que el plan político del Gobierno ?en caso de que existiera-- hace aguas por varios costados, esa señal llegó con la decisión de Néstor Kirchner de adelantar las elecciones nacionales para el 28 de junio próximo. El cambio de fecha se resolvió anoche en una reunión, celebrada en Olivos por la Presidenta, su esposo y los líderes del oficialismo en el Congreso. En principio, la resolución indica que el Gobierno ha detectado dificultades muy graves para llegar a octubre, la fecha que prevé la ley, en condiciones para competir con éxito. Es cierto: los candidatos del PJ tienen un futuro sombrío en Córdoba, Santa Fe ?donde todavía no se despejó la incógnita Reutemann--, Mendoza y Capital Federal, distrito en el que las encuestas ubican al partido oficial en el rubro "otros". Sin embargo, el recurso a adelantar los comicios habla en especial de las perspectivas oficiales en la provincia de Buenos Aires, donde tiene previsto competir Kirchner como primer candidato a diputado. El ex presidente figura en la mayoría de los sondeos detrás de Julio Cobos y de Daniel Scioli, empatando en su nivel de imagen positiva con Francisco De Narváez y Felipe Solá. Pero la decisión de anoche lleva a pensar que la tendencia en la que se mueven esos números es descendente. Es decir, que Kirchner ve un escenario más probable de derrota para octubre que, supone, podría evitar en junio. Ese pronóstico se sustenta en que la crisis con el campo y el deterioro social que irá verificándose en el conurbano bonaerense como consecuencia de la recesión económica, le crearían dificultades más graves al oficialismo cuanto más pase el tiempo. La señal emitida ayer es especialmente delicada desde el punto de vista fiscal. A los mercados que dudan acerca de la solvencia del Tesoro para afrontar las obligaciones del año el Gobierno parece decirles que tienen razón al temer que "la caja no alcanza". En otras palabras, los Kirchner parecen haber suscripto, de manera inesperada, esa leyenda urbana que recorría los análisis políticos a la violeta y que se resumía en la frase "este Gobierno no llega hasta octubre". Ahora eso lo sugieren ellos. No está tan claro, sin embargo, que la estrategia decidida sea la mejor para conjurar estos problemas. No sólo porque hace pensar que detrás de los muros de Olivos se registra una fragilidad política superior a la imaginada fuera de ellos. También porque viene a reparar el enorme daño que le había creado a la oposición bonaerense la decisión de Mauricio Macri de desboblar las elecciones porteñas. Ahora Kirchner les devolvió a Narváez y Solá la colaboración que pueden prestarles, desde el otro lado del Riachuelo, Macri y, sobre todo, Gabriela Michetti, por el solo hecho de que sus campañas sean simultáneas. El oficialismo repuso a Macri y Michetti, aunque sea de manera subliminal, en el drama bonaerense. Más allá de que tal vez Kirchner haya decidido anoche agigantar sus problemas, la manipulación de las reglas de juego para ponerlas al servicio de los supuestos intereses del partido oficial revela el descenso de calidad en el que se mueve la política argentina. Desde la Casa Rosada se recusará este reproche, casi seguro, con alusiones a la crisis internacional y a la urgencia por superar pronto la discusión proselitista para despejar inconvenientes importantes. El argumento se refuta con facilidad: basta mirar el ejemplo de los Estados Unidos. Allí la tormenta financiera no sirvió de excusa para alterar el ritual electoral. Ni siquiera se utilizó como coartada para adelantar la transmisión del mando presidencial, aún cuando la credibilidad de George W. Bush había caído al abismo. Pero la resolución de Olivos no sólo denuncia el carácter faccioso con que se lleva adelante la gestión institucional. También confirma el aislamiento de los Kirchner respecto del resto del oficialismo. Es cierto que no había que esperar que ellos consultaran a la oposición antes de fijar una fecha. Pero sigue llamando la atención que, aún cuando están más débiles, sigan sin consultar al resto del PJ. Para esta manera de ver el poder, no sólo "el Estado", también "el partido soy yo".

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