lunes, 22 de febrero de 2010

NUEVAMENTE EL FESTIVAL DE LA CHAYA SE VIÓ DESBORDADO POR LA GENTE.

Sergio Galleguillo fue el dueño indiscutible de la segunda noche de la Chaya del Bicentenario con un Estadio del Centro totalmente colmado, que obligó a cerrar el ingreso de público y repetir la presentación para hoy, junto a Los Nocheros. El ritmo del Carnaval en La Rioja desató la algarabía y un gran manto de harina cubrió el lluvioso firmamento chayero. Mucho antes de ingresar al predio el espíritu chayero colma las calles de harina y albahaca y se adueña de la multitud. Los innumerables puestos de comidas y bebidas al ritmo del cuarteto cordobés o del folclore, marcan el camino a las puertas de entrada, acompañados de los aromas y festejos que sólo puede provocar la llegada de la Chaya. Da igual si se trata del comienzo o del final de la noche, la fiesta es interminable y no se respeta ni la llegada de un nuevo día. Dentro del "Puquial", Homero Coronel Montes, el presentador por excelencia, anuncia que llegó el momento de empezar la fiesta y da inicio al desfile de intérpretes. Así pasaron Los Olivareños, que abrieron la noche, Los Cardenales, Jorge Coria Peñaloza desde la perla del oeste, el Grupo Talampaya, La Chayayerata Riojana, la santafecina Patricia Ratti y pasada la medianoche el color y la danza llegaron con la actuación de la Delegación Oficial, premiada recientemente en Cosquín como la mejor del país. Desde Tandil, Buenos Aires, arribaron al escenario San Nicolás los integrantes de "Los Alazanes", un cuarteto que mostró sus canciones y melodías de matices folclóricos, con un show que aportó romanticismo a la madrugada. "La Sole" también estuvo presente en la edición número 43 de la Chaya, esta vez con su ya visible embarazo anunciado en diciembre pasado cuando también confirmó sus presentaciones en los festivales 2010. Su espectáculo, de una hora exacta, mostró mayormente sus nuevas canciones, aunque claro no dejó a los presentes con las ganas de escuchar "A don Ata" y para el cierre llamó a Sergio Galleguillo para que la acompañe a chayar. La artista además hizo público su saludo a la familia del "Brujo" Vergara a quien le envió sus cariños. Cerca de las dos y media de la mañana hicieron lo propio otros artistas infaltables en cada edición de la Chaya, "Los Manseros Santiagueños" con sus ya tradicionales canciones que los presentes supieron corear y ovacionar. Ellos trajeron las canciones recopiladas en su último CD, "Sinfonía Silvestre" que vio la luz en diciembre pasado. Antes de subir a escena Los Manseros expresaron su agradecimiento "al público riojano y su alegría por volver a esta fiesta de los argentinos". El cierre de la segunda noche fue de Sergio Galleguillo que como ocurre en cada una de sus presentaciones, parece tener a la multitud en los puños de sus manos. Un artista convertido en un fenómeno sin precedentes en la historia musical de La Rioja que maneja a su antojo a sus "fieles seguidores" logrando mantenerlos extasiados a lo largo de toda su presentación que culminó a las cuatro y media. Sus melodías fueron las nuevas y las no tanto, pero indudablemente las que el público quiso exactamente escuchar y acompañadas de un instante que solo consigue quien logra esa conexión indescifrable entre el artista y su gente. Como dato preventivo el público de la Chaya deberá asistir con sus bolsillos preparados y una dosis de paciencia para sobrellevar extensas colas en busca de un ticket para comprar algo para comer o beber. Cuando afuera del Estadio del Centro puede conseguirse una docena de empanadas a diez pesos, dentro del predio el valor asciende a 30 pesos. Si sólo prefiere seis empanadas el precio es de 16 pesos. Mientras fuera se puede comer un plato de locro por 7 pesos, adentro se consigue un pebete por 12 pesos. En el caso de las bebidas el vaso de fernet cuesta 25 pesos mientras que el vaso de vino con soda cuesta 20 pesos. Un vaso con hielo cuesta entre dos y cuatro pesos y el paquete de harina dentro del predio tiene un valor de 5 pesos. Como dato extra, deberán armarse de paciencia y soportar las extensas colas para adquirir un ticket, trámite extra para luego retirar lo requerido, en los correspondientes boufet.

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