jueves, 2 de septiembre de 2010

EL NUEVO ESCENARIO QUE DEBE SORTEAR BEDER HERRERA.

Sin duda, La Rioja está atravesando uno de sus momentos político-institucionales más delicados. No de la virulencia y tensión como cuando fue depuesto Maza sino de la profundidad de las repercusiones de las decisiones y acciones que se tomen hoy en día. La deposición de Maza se sabía que terminaba inevitablemente en la asunción de Beder Herrera. Hoy, la situación de Chilecito y otras colaterales no puede predecirse cuál será su fin, si es que lo tiene. La crisis de la propiedad de la tierra, la justicia y el establishment político es el tema que más preocupa al Gobernador. Por eso ordenó solucionar el problema del Concejo Deliberante de Arauco. Los diputados (Sergio Casas, Guzmán Soria) harán lo que puedan por lo menos para ganar tiempo, que le de un poco más de oxígeno a su ex compañero y actual intendente arauqueño, porque saben que es más que difícil una salida transparente y consensuada, palabra que causa risa hoy en día por estos lares. También por eso, Beder reconoció ante la dirigencia de los productores agrícolas chileciteños que el problema del agua –es decir, su escasez- es el principal que deben afrontar. Y anunció algo que hace mucho tiempo debió hacerse: la contratación de un estudio integral, que costará unos tres millones de pesos, para saber dónde realmente estamos parados al respecto. Pero el estudio y su resultado deberá tener toda la objetividad posible y cero contaminación política para que sea creíble. Los productores, durante el aniversario de CARPA, a través del discurso del presidente Gómez, habían sentado postura sobre este tema que es el que más les preocupa. Más, si llegan a instalarse las empresas mineras. Muchos bederistas murmuran por lo bajo –y no tan bajo- que eso debió haberlo hecho y anunciado el secretario del Agua, por más ocupado que ande detrás de los expedientes en Buenos Aires y detrás de las obras en el interior. La misma queja es para el secretario de Minería. Argumentan que casi ni se lo ve en La Rioja o en los lugares que "hay que poner el pecho a las balas". Pasa de congreso en congreso, se quejan. Pero lo fundamental para Gracia y Lehz es que Beder no les dice nada al respecto y los deja hacer a gusto. En el entorno bederista hay ya como un acuerdo secreto, no acordado previamente, pero que funciona a la hora de los "bifes": cuando está Beder y habla de minería, todos apoyan y asienten con la cabeza. Cuando se va Beder, todos miran para otro lado y se hacen los distraídos. Unos, porque no están convencidos. Otros, porque no quieren pagar, lo que ellos llaman, costos políticos ajenos: "si el mismo Beder dice que este gobierno no verá los beneficios de la minería". Es difícil movilizar al justicialista por algo que no verá sus dividendos. Pero con aquel anuncio, Beder logró por lo menos aquietar el frente productivo que es muy poderoso. Después le dio la bendición a una nueva entidad de agricultores. Ya entonces, Beder tuvo desde el principio los datos exactos del caso Ormeño y de inmediato se dio cuenta que era la espoleta con retardo que haría implosión en Chilecito pero con expansión a toda la provincia y sobre todo a su gobierno y a su imagen. Él es de Chilecito y pasa casi todos los fines de semana en su finca de Anguinán, donde siempre está recibiendo dirigentes de todos los niveles. En Chilecito –y en general en toda la provincia- el entramado entre política, negocios (lícitos e ilícitos) y justicia es tan abigarrado, tan extenso y tan antiguo que se necesita un verdadero Alejandro Magno para cortarlo. ¿Tendrá Beder esa decisión y esa capacidad para ir a fondo auténticamente? Otra cosa que preocupa a Beder es que en varios despachos principales de Buenos Aires manejan encuestas que muestran el momento cuesta arriba que está teniendo. Copia de una de ellas, que sería hecha por Zuleta Puceiro, vino a parar a manos de Guillermo Galván, que de inmediato la ventiló. A los radicales de La Rioja les pasa lo mismo que a Ricardo Alfonsín: hay muchos que no los conocen y eso quiere decir que pueden crecer mucho. Beder, según la encuesta, vendría a tener el mismo problema de Kirchner: le cuesta mucho remontar su imagen. Los radicales están más que entusiasmados. Un verdadero test lo tendrán con la visita de Alfonsín. Aunque ya hay diálogo con sectores peronistas disidentes del oficialismo. No del mazismo, sino del sector progresista del justicialismo: "a barrio que vamos, la gente nos nombra a Julio Martínez, sin conocerlo" comentan. Estos justicialistas piensan en la posibilidad de una síntesis. En el lunismo, por ejemplo, no cayó nada bien que en la reunión de Ulapes se hablara de "candidatos por consenso" cuando todos saben que tal palabra no existe en el oficialismo. Y sospechan de alguna maniobra para desubicar a Tere Luna de la candidatura a una senaduría nacional.

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