Después de la sorpresiva muerte de Néstor Kirchner, el futuro del poder en la Argentina depende de tres circunstancias. Una: de cómo procese la mayoría de la sociedad su desaparición física. Dos: de cómo la asimile desde lo humano su compañera durante más de 40 años. Y tres: de la interna que se desate en el propio kirchnerismo para sucederlo. La primera es decisiva. ¿Interpretarán, la mayoría de los argentinos, que ha muerto un héroe nacional, el más importante después de Juan Perón y Eva Duarte, y que por lo tanto su compañera, Cristina Fernández, debe ser compensada con una nueva oportunidad para gobernar durante cuatro años más? ¿O, al contrario, después del impacto, la conmoción y el dolor entenderán que la muerte de Kirchner resultará "un alivio" para quienes pretenden un país "más apacible" y "menos tenso"? La segunda circunstancia -el impacto de la muerte sobre su compañera- es impredecible. Sin embargo, se puede decir que no habrá peligro de gobernabilidad, porque Cristina Fernández de Kirchner no es Isabel Perón y sabe cómo es el sistema de toma de decisiones. También se puede agregar que desde febrero, cuando Kirchner fue intervenido por la obstrucción de la carótida, la jefa del Estado viene tomando decisiones con "mayor autonomía". Lo que todavía no se puede afirmar es si aceptará el desafío de ser, otra vez, candidata a presidenta. En aquella importante reunión que mantuvo con Daniel Scioli, Kirchner le había dejado en claro que el candidato presidencial sería él, y que Cristina estaba encantada de no tener que afrontar de nuevo semejante responsabilidad. ¿Qué hará Cristina ante la presión del kirchnerismo duro, encabezado por Hugo Moyano, quien le acaba de dejar en claro que la acepta como única heredera? ¿Qué hará Scioli ante este nuevo panorama? Harán lo que hacen todos los que disputan el verdadero poder: mirar encuestas y obrar en consecuencia. La tercera circunstancia es, todavía, una lotería, que se empezará a dirimir cuando las otras dos estén mucho más claras. Porque el kirchnerismo sobrevivirá si la mayor parte de la sociedad elige olvidarse de los errores y desaciertos de Kirchner y lo coloca por encima de la pelea cotidiana. Seguirá en pie si Cristina Fernández lo procesa bien y le da un sentido. Y crecerá y se hará competitivo si es que no se devora a sí mismo ante la cercanía de la campaña electoral. Sobre este último punto, hay una inquietante versión que prenuncia el inicio de una lucha salvaje. Se trata de una serie de tres llamadas telefónicas que le habría realizado Moyano a Kirchner el martes y que habrían terminado por provocarle el último gran disgusto de su vida. Según la versión de tres integrantes del Partido Justicialista bonaerense, el jefe de la CGT amenazó al ex presidente con su poder de presión si no lo ayudaba a facilitar el quórum para sesionar en la asamblea partidaria. El vacío se había originado porque Moyano pretendía la tesorería del PJ y los demás no querían entregarle la llave del dinero del partido.
Por Luis Majul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario