lunes, 20 de junio de 2011

LAS PROVINCIAS RECIBEN MENOS FONDOS PARA OBRAS.

La distribución de dinero destinado a obras públicas ya no es tan generosa como antes. Los gobernadores se aferran cada vez más al Fondo Federal Solidario, ese que se redistribuye de lo producido por las retenciones aplicadas a la soja, para poder ejecutar un plan de trabajos públicos. Lo curioso de este fenómeno se observa en un año electoral, en los que históricamente, siempre hubo una mayor propensión al gasto de capital, prometido vía presupuesto y discrecional. Cristina Fernández sigue aplicando la misma receta que caracterizó a su gestión desde el verano de 2008: hacer caja durante los primeros cuatro meses para que el año fiscal cierre sin mayores sobresaltos. Claro que este 2011 no es un año más; es, en definitiva, el año de la continuidad de la actual gestión. Y, para eso, se precisan apoyos políticos de todas las regiones del país. Sin embargo, el ritmo de las obras públicas financiadas con dinero federal se desacelera a medida que pasan los meses. En enero de este año se presentó un quiebre de tendencia, a partir del cual el gasto de capital emprendió una senda de crecimiento descendente, por debajo del gasto corriente, dice un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Entre los factores que explican esta reducción en el ritmo de crecimiento del gasto de capital, se destacan por un lado, la evolución negativa de la inversión real directa, que continúa con la desaceleración de sus tasas interanuales desde principios de este año. En el cuarto mes del año, incluso experimentó una tasa de variación interanual negativa de alrededor del 1%. Por otro lado, señala Iaraf, las transferencias al sector público, con una participación del 52%, también mostraron una desaceleración en su tasa de crecimiento respecto a la exhibida el año pasado. Los montos de capital transferidos al sector público experimentaron una variación interanual del 6%, que representa la mitad de la cifra alcanzada en abril de 2010, puntualiza el diagnóstico privado. Este bajo crecimiento se explica principalmente por el moderado incremento que evidenciaron los envíos del Fondo Federal Solidario a las provincias (Fondo soja), que presentaron un aumento interanual del 5%, contra un 75% registrado en 2010. No obstante, en función del dato disponible para el mes de mayo, el Fondo Federal Solidario experimentará una recuperación, con una variación del 20% interanual, lo que podría cambiar la performance de esta partida de gasto. Nadin Argañaraz, director del Iaraf, explica a La Gaceta que, de alguna manera, esta reducción del ritmo en el aumento del gasto para obras provinciales despierta cierta tensión entre los gobernadores al tratarse de un año electoral. Y añade: "no creo que el Gobierno nacional tenga la decisión política de frenar el ritmo de envío de recursos para obras públicas en las provincias". En todo caso, obedece al incremento de partidas destinadas más a brindar subsidios directos para sostener los planes sociales o bien las tarifas de los servicios públicos privatizados. "La desaceleración del gasto de capital es algo que llama la atención en un año electoral, donde las obras suelen ser una de las acciones más visibles que se intenta hacer frente a los ciudadanos", puntualiza el informe. Otro diagnóstico, efectuado por los economistas del Banco Ciudad de Buenos Aires, confirma la tendencia de que la Nación gira cada vez menos fondos a las provincias. Los gastos de capital presentaron una marcada desaceleración, pasando de crecer un 22% en marzo a sólo 3% en abril, respecto de iguales períodos del año pasado. Esta caída en la tasa de expansión interanual estuvo concentrada en las transferencias de capital para obra pública en las provincias, indica el reporte. Esta situación, no obstante, podría modificarse a medida que avance el calendario electoral, sobre todo en aquellos distritos gobernados por el oficialismo, cuyas elecciones se concentran entrado el segundo semestre, junto con las elecciones presidenciales de octubre, puntualiza el equipo conducido por el economista Luciano Laspina.Se espera una mayor distribución de plata entre julio y octubre. El primer semestre del año se cierra con tan sólo seis elecciones provinciales. La última será el próximo 26, en Tierra del Fuego. De las otras cinco, cuatro fueron favorables al oficialismo (Catamarca, Salta, La Rioja y Neuquén), mientras que Chubut desentonó con los planes nacionales. Si uno busca analizar el efecto político en la distribución de los fondos para obras públicas, puede esperar que esa distribución se acelere a partir del mes que viene. Sucede que el calendario electoral marcará dos turnos en julio muy importantes para el kirchnerismo desde el punto de vista del caudal político: los de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Santa Fe. En agosto se repite el esquema con los comicios en Córdoba y en Tucumán. No obstante, el mayor peso electoral se concentra en octubre, mes en el que habrá elecciones en 11 provincias (entre ellas Buenos Aires), además de las presidenciales del 23 de ese mes. "No creo que Cristina Fernández cierre totalmente el grifo a los gobernadores, pero ya ha marcado ciertas prioridades por dónde pasa su política fiscal", señala a La Gaceta el analista político, Carlos Germano. Y esa política se focaliza más en los subsidios que se derraman en el área metropolitana más que las obras en el interior del país. "Hay una fuerte necesidad de sostener los subsidios que el Gobierno nacional destina para sostener las tarifas de electricidad y de gas (además del costo del transporte) en el Gran Buenos Aires y en la Capital Federal", destaca el experto. Sólo en esa zona residen hay más de 12 millones de votos, acota. Germano insiste en que no hay ninguna señal de que ese escenario se modifique durante el resto del año, porque es una de las prioridades de gestión para sostener el poder político e institucional de la Argentina. El analista político precisa que, en cierta medida, los gobernadores aliados no tienen tantos problemas para realizar una austera campaña electoral para sostenerse en el Gobierno. "Y aún más claro se ve que la oposición no está lo suficientemente sólida para afrontar una maquinaria oficialista muy bien armada", dice.

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