Este año la Rioja está signada por la tramitación de conflictos por la conquista o la retención del poder, se votará por la alternativa "continuidad o cambio".
Los votantes quieren saber como cada candidato ejercerá el poder y se preguntan y nos preguntamos como militantes: ¿Puede un político supuestamente embanderado en una corriente ideológica, arriar su divisa, levantar su mochila e incorporarse a otra, filosóficamente incompatible, por que allí asegura su permanencia en el escenario del poder?.
¡Compañero Quíntela!, ¿no significa esta actitud, un quiebre de sus convicciones o en su defecto, una ausencia de ellas, en el instante de afiliarse a una profesión de fe doctrinaria, alentando la esperanza de que allí se le abrirán los caminos que su ambición persigue?.
Su candidatura oficializada para el 19 de agosto, da testimonio irrefutable de la quiebra de las convicciones, porque esa alianza forjada solo para ganar en los comicios, le han hecho olvidar que la democracia abarca mucho más que el sufragio.
La política, ¡compañero!, practicada con dignidad, es por sobre todo, un estilo de vida, una férrea adscripción a valores inalienables e innegociables, como la libertad y la justicia. Y en nuestro caso el sistema de gobierno representativo.
¡Compañero Quíntela!, cuando existe la convicción doctrinaria junto con una fe fuertemente arraigada, no se admiten hipotecas en nombre de un supuesto interés general, consumarlas tiene un solo nombre, Apostasía.
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