Me acostumbré a vincular la palabra “imagen” con lo religioso, con lo sagrado. Nunca pensé que la política iba a apoderarse del término. La imagen, antes de la televisión y el marketing, fue patrimonio casi exclusivo del lenguaje religioso. Mi madre anunciaba, “hoy van a traer la imagen de la virgen, no me hagan renegar”; se trataba de la virgen de Fátima, le había hecho una promesa, ansiaba tener una hija después de cinco varones. La imagen de Fátima, durante algunos días, era venerada en un altar improvisado en una mesita del living y las vecinas se juntaban a rezarle a la tarde. Las imágenes eran motivo de culto, vivían con nosotros, como la de un San Nicolás roto que tenia, tiene, mi madre en la cómoda de su dormitorio, al que prendía vela cuando estábamos enfermos o en los exámenes. Era de su uso exclusivo, solo ella oficiaba de intermediaria ante él. San Antonio, en cambio, podía ser invocado por cualquiera de nosotros cuando algo se perdía. Era una invocación al aire porque no había su imagen en casa. Si el caso era grave, había que ir a la casa de la tía Antonia, que tenía una imagen del santo milagroso en el hall. El encanto estaba allí, en la tradición familiar, en la ingenuidad mágica de esa devoción a las imágenes milagrosas. No cuantificable. Hasta que las encuestadoras se apoderaron de la palabra y decidieron medir la imagen de los políticos, y estos se volvieron encuesta-dependiente. Cuánto peor imagen tiene un gobernante, mas necesita de una consultora política que le mienta. Hace poco días el gobernador Beder Herrera, dio a conocer la encuesta de una consultora sanjuanina que midió su imagen, entre la población de La Rioja. ¡Impresionante! tiene 68% de imagen positiva según los sanjuaninos, que tienen fama de ser los más mentirosos del país. El porcentaje mágico, supera a cualquier personaje de la política y hasta del espectáculo en todo el país. Incluso del exterior. Frente al Beder quedan rezagados el presidente Lula, Obama y hasta Evo Morales que “apenas” alcanzó un 63% en las últimas elecciones de Bolivia. La Merkel, canciller alemana, recientemente reelecta, tiene que hacer mucho merito todavía para alcanzarlo. El gobierno paga con dineros publicos para que le mientan y se divulgue la mentira entre los incautos. Quizás el presidente del Tribunal de “Cuentos” se interese. Quizás ocurra algún milagro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario