La actividad turística y productiva transitan cada vez más un camino de confluencia en la provincia de La Rioja, a través de la puesta en marcha de proyectos que apuestan a potenciar los atractivos naturales el desarrollo de actividades productivas y la revalorización de la producción artesanal. El Corredor de la Costa con un programa enoturístico es una de las nuevas opciones. Importantes señales se vienen dando a partir de la implementación del Programa de Fortalecimiento de la Cadena de Valor Vitivinícola, donde la fluida y cercana relación política e institucional, de las principales autoridades de la provincia con sus pares de Nación, se ve reflejada en cada respuesta que se obtiene, sobre todo para el sector productivo.Desde el Ministerio de Agricultura de la Nación se ha previsto asignar recursos para fortalecer la actividad de los pequeños productores vitivinícolas, que favorece en estos casos a quienes desarrollan la actividad en menor escala que el tradicional productor. De manera subsidiaria, llegará también a quienes realizan a cabo producciones artesanales, pero a través de la cooperación podrán alcanzar el primer peldaño de la industrialización, la comercialización local e incluso estar en condiciones de ofrecer productos de calidad en el mercado internacional. La denominada industria sin chimeneas también tendrá cabida en estos emprendimientos a partir de la innovación de incorporar albergues a través de la construcción cabañas (unas 11 en una primera etapa) que permitan desarrollar el turismo enológico. Los fondos provienen de la COVIAR (Corporación Vitivinícola Argentina) en virtud de un reintegro porcentual por retenciones provenientes de la venta de vinos. Se canaliza directamente a las asociaciones de productores, como en este caso en la Asociación Cordón del Velasco (ACOVE) y es monitoreado por la provincia.
DESAFÍO DE LOS PRODUCTORES
El caso de Silvio Salvadores ofrece características muy particulares, ya que su emprendimiento ejecutado en Agua Blanca a unos 72 kilómetros de la Capital riojana se realiza prácticamente en plena montaña, en suelo pedregoso, que requirió de mucho esfuerzo humano para adecuar el terreno y posterior plantado de vides de variedades como Malbec. En el predio se ha previsto un sistema de riego por goteo, para lo cual se construyó una cisterna con capacidad de 100 mil litros de agua, desde donde se distribuirá. Salvadores ya es conocido en La Rioja y provincias vecinas por sus vinos caseros, pero además por otros productos artesanales como dulces, alfajores y confituras, entre otras. El productor manifestó que el sector artesanal está con un muy buen panorama en virtud que toda la producción de vino del 2010 ya está vendida. La comercialización (en general) se realiza en la misma finca directamente al turista o bien se coloca en ferias, exposiciones, concursos, restaurantes y supermercados. En tanto Emilio Guzmán, tiene su finca y un pequeño establecimiento en la localidad de Aminga, él expresó su satisfacción por las acciones de fortalecimiento porque entendió que se está atendiendo y recuperando una actividad que en la zona de la Costa Riojana ha sido centenaria como la elaboración de vinos artesanales. Dijo que la Costa tiene el antecedente de ser la primera región vitivinícola en la provincia, ya que durante muchos años entre Sanagasta y Aimogasta se contabilizaron unas 67 bodegas. Manifestó además que el hecho de poder participar en ferias importantes fuera de la provincia “le permite a los pequeños productores vitícolas hacer conocer sus productos y ponerlos a consideración de nuevos públicos”, para ejemplificar que “de vender unas 10 a 12 mil botellas, en la actualidad se están colocando unas 100 a 150 mil botellas en el ámbito de ACOVE”. Mientras que, en materia de reconocimientos destacó que “progresivamente se va mejorando mucho en calidad a tal punto que en cuatro años se han conseguido unas 45 premiaciones, siendo uno de esos reconocimientos el año pasado en Guaymallén-Mendoza, entre 1.500 productores de vinos caseros y de 28 premiaciones en juego, La Rioja obtuvo 14 de ellas”. Por su parte Silvio De la Puente, productor de Chuquis indicó a través de este fortalecimiento con la asignación de recursos, “nos permitirá aumentar la capacidad productiva, incrementando la plantación de viñedos y la posibilidad de transformación de la materia prima”. En su caso, se diseñó un sistema de riego por goteo, se estableció un sistema de acopio de agua, se plantaron distintitas variedades, mientras que “asociativamente se avanza en las plantas de elaboración de vinos”. Además ya están en aspectos preliminares de la segunda etapa como es el “diseño de cabañas enológicas para vincular sus actividades al turismo, lo que permitirá una muy buena comercialización”. Los caminos de la Costa conservan un sitió muy conocido, hecho canción por el riojano Julio César Díaz Bazán, en “La Zambita Pa’ Don Rosendo” y llevada a la popularidad, entre otros por el recordado Jorge Cafrune, porque “por la calle nueva trayendo en su carro el fruto de Dios.., se llegará “... las bodegas de Don Pedro”..Es precisamente un descendiente (bisnieto) de ese viñatero, Pedro Fuentes Navarro, que en Aminga mantiene viva esa tradición. La tarea se multiplica porque se suman esfuerzos por replantar viñedos y además por reflotar una tradicional y ancestral establecimiento de la década del 20 y 30. La bodega se está refaccionando y además de la preparación de vinos se convertirá en un museo (el primero del vino en La Rioja) para deleite de visitantes. Otros pobladores de la zona que continúan la labor de sus padres es la familia de Walter Lucero, quien se encuentra en etapa de preparación de un ambiente para la elaboración de vinos artesanales, hasta tanto cuente con su propio viñedo. El establecimiento de venta de productos artesanales en Anjullón, que figura para el nombre comercial de doña Omilia, permanece abierto la mayor parte del día de domingo a domingo por la incesante visita de turistas que llegan para adquirir la diversidad de productos que se elaboran, que van desde los vinos, grapas, hasta dulces, arropes, nueces confitadas y tradicionales alfajores, entre otros.
DESAFÍO DE LOS PRODUCTORES
El caso de Silvio Salvadores ofrece características muy particulares, ya que su emprendimiento ejecutado en Agua Blanca a unos 72 kilómetros de la Capital riojana se realiza prácticamente en plena montaña, en suelo pedregoso, que requirió de mucho esfuerzo humano para adecuar el terreno y posterior plantado de vides de variedades como Malbec. En el predio se ha previsto un sistema de riego por goteo, para lo cual se construyó una cisterna con capacidad de 100 mil litros de agua, desde donde se distribuirá. Salvadores ya es conocido en La Rioja y provincias vecinas por sus vinos caseros, pero además por otros productos artesanales como dulces, alfajores y confituras, entre otras. El productor manifestó que el sector artesanal está con un muy buen panorama en virtud que toda la producción de vino del 2010 ya está vendida. La comercialización (en general) se realiza en la misma finca directamente al turista o bien se coloca en ferias, exposiciones, concursos, restaurantes y supermercados. En tanto Emilio Guzmán, tiene su finca y un pequeño establecimiento en la localidad de Aminga, él expresó su satisfacción por las acciones de fortalecimiento porque entendió que se está atendiendo y recuperando una actividad que en la zona de la Costa Riojana ha sido centenaria como la elaboración de vinos artesanales. Dijo que la Costa tiene el antecedente de ser la primera región vitivinícola en la provincia, ya que durante muchos años entre Sanagasta y Aimogasta se contabilizaron unas 67 bodegas. Manifestó además que el hecho de poder participar en ferias importantes fuera de la provincia “le permite a los pequeños productores vitícolas hacer conocer sus productos y ponerlos a consideración de nuevos públicos”, para ejemplificar que “de vender unas 10 a 12 mil botellas, en la actualidad se están colocando unas 100 a 150 mil botellas en el ámbito de ACOVE”. Mientras que, en materia de reconocimientos destacó que “progresivamente se va mejorando mucho en calidad a tal punto que en cuatro años se han conseguido unas 45 premiaciones, siendo uno de esos reconocimientos el año pasado en Guaymallén-Mendoza, entre 1.500 productores de vinos caseros y de 28 premiaciones en juego, La Rioja obtuvo 14 de ellas”. Por su parte Silvio De la Puente, productor de Chuquis indicó a través de este fortalecimiento con la asignación de recursos, “nos permitirá aumentar la capacidad productiva, incrementando la plantación de viñedos y la posibilidad de transformación de la materia prima”. En su caso, se diseñó un sistema de riego por goteo, se estableció un sistema de acopio de agua, se plantaron distintitas variedades, mientras que “asociativamente se avanza en las plantas de elaboración de vinos”. Además ya están en aspectos preliminares de la segunda etapa como es el “diseño de cabañas enológicas para vincular sus actividades al turismo, lo que permitirá una muy buena comercialización”. Los caminos de la Costa conservan un sitió muy conocido, hecho canción por el riojano Julio César Díaz Bazán, en “La Zambita Pa’ Don Rosendo” y llevada a la popularidad, entre otros por el recordado Jorge Cafrune, porque “por la calle nueva trayendo en su carro el fruto de Dios.., se llegará “... las bodegas de Don Pedro”..Es precisamente un descendiente (bisnieto) de ese viñatero, Pedro Fuentes Navarro, que en Aminga mantiene viva esa tradición. La tarea se multiplica porque se suman esfuerzos por replantar viñedos y además por reflotar una tradicional y ancestral establecimiento de la década del 20 y 30. La bodega se está refaccionando y además de la preparación de vinos se convertirá en un museo (el primero del vino en La Rioja) para deleite de visitantes. Otros pobladores de la zona que continúan la labor de sus padres es la familia de Walter Lucero, quien se encuentra en etapa de preparación de un ambiente para la elaboración de vinos artesanales, hasta tanto cuente con su propio viñedo. El establecimiento de venta de productos artesanales en Anjullón, que figura para el nombre comercial de doña Omilia, permanece abierto la mayor parte del día de domingo a domingo por la incesante visita de turistas que llegan para adquirir la diversidad de productos que se elaboran, que van desde los vinos, grapas, hasta dulces, arropes, nueces confitadas y tradicionales alfajores, entre otros.
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