El pueblo salió a las calles para rechazar la política minería del Gobierno. Se enfrentó a los funcionarios que asistieron a una comida en una finca del departamento. Toda la comunidad, con el cura y el intendente incluidos, dieron señales claras que si no cambia nada, será muy difícil al Gobierno, como a la empresa canadiense Osisko mantener su postura. Cuando todavía resuenan los comentarios navideños y todos se esperanzan por un 2012 mejor, el pueblo de Famatina se manifestó en la cara de los propios funcionarios para rechazar la política minera. No falto nadie, hasta el intendente departamental Ismael Bordagaray, como el cura del pueblo, Omar Quinteros, se convocaron en la Plaza, mientras fue organizado un almuerzo en la finca de Rubén Celarayán, con la presencia del gobernador Luis Beder Herrera. Un clima tenso se vivió durante toda la jornada, donde el malhumor social y la fuerte presencia policial, puso a prueba a todos los actores cuando el clima debería ser otro. Fue la correlación de lo ocurrido días pasados cuando fueron “echados” los directivos de la empresa canadiense Osisko Mining Corporation. Hasta gente extraña al pueblo había, lo que preocupó aún más a las autoridades policiales."Reafirmamos la decisión de no permitir que las mineras se instalen en nuestro cerro", dijo Gabriela Romano, integrante de la Asamblea Ciudadana por la Vida, al denunciar: "Además se ha visualizado una camioneta con policías de Chilecito en la entrada a Famatina, si nos han dejado pasar, pero sabemos que hay movimiento de policía de civil que no es de acá". "Tenemos la convicción que es un día de lucha, y demostrarle al gobernador y funcionarios mineros que el pueblo está dispuesto a defender su agua y territorio", agregó Romano. La ambientalista explicó que “siempre nos hemos venido manifestando pacíficamente y esta no va a ser la excepción. ¿A que le temen no se?, nuestras herramientas de luchas siempre han sido nuestras voces, las pancartas, carteles”. “Esto de militarizar lo zona y sembrar el miedo siempre se les vuelve en contra, a esta altura ya le hemos demostrando que no nos va a paralizar ni el miedo, ni su presencia, no nos va a detener, esta ya es una lucha que no tiene retorno y el gobernador fuertemente asesorado cada vez que intenta amedrentar siempre se le ha vuelto en contra”, sostuvo. La movilización del martes fue la continuidad de lo sucedido el día anterior, donde el intendente hizo conocer públicamente su rechazo a la minería. En ese sentido, Romano precisó que “es la primera vez que Ismael participa activamente, generalmente son sus funcionarios, como el viceintendente que nos había venido acompañando desde las últimas manifestaciones e inclusive tomo la palabra en las marchas, pero él (Bordagaray), nunca se había expuesto públicamente, anoche por primera vez sí, tomo el micrófono y llamo al pueblo a seguir resistiendo con dignidad y pacíficamente”. Fue tan explicito el mensaje del jefe comunal, que estuvo junto a la manifestación en contra de la minería que se dio en la Plaza del pueblo. “Estamos tratando de garantizar que sea una jornada pacífica y tranquila, y queremos mandar ese mensaje a todos", dijo Bordagaray, quien no desconoce que puede haber represalias. Además las convocatorias antimineras se dan con la particularidad de tocar las campanas de la Iglesia para llamar al pueblo. Por eso, el cura es clave en cada movilización y hasta la Iglesia es utilizada como lugar de las asambleas en contra de la minería. "Las campanas de la Iglesia van a seguir sonando con la ayuda de Dios", dijo el cura en el marco de una nueva movilización y abrazo solidario al Famatina, bajo el lema “Si a la vida, no a la mina a cielo abierto. "La Iglesia Católica siempre tiene algo que decir con respecto a la vida, a la historia y la sociedad, y yo siempre estuve con este pueblo", sostuvo el sacerdote, al destacar que "sabemos que para las grandes esferas del poder nuestra voz pesa poco, pero sabemos que es importante la presencia de un pastor de Dios en nuestro pueblo". Al llegar la comitiva oficial al pueblo se cruzó con los manifestantes y debieron buscar otro camino para llegar a la finca. Por lo cual, si nada cambia, será muy difícil al Gobierno, como a la empresa canadiense Osisko, mantener su postura prominera.
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