Es una campaña rara. Una campaña light. Se entiende, porque mientras los candidatos oficiales de las listas colectoras de funcionarios comen todos del mismo plato; sabido es que en donde se come, no se hace otra cosa. Entonces la campaña pasa sin sobresaltos. Nadie se acuerda qué es de la vida del funcionario Pioli; nadie cita al Ministro Brizuela para que dé explicaciones acerca del área a su cargo, porque ...”los trapitos se limpian en casa”. Así los días pasan y los integrantes de la fórmula oficial de diputados nacionales ni se hablan, total para qué; lo más seguro es que Griselda, después de tanto esfuerzo no entre, quedando consagrados los primos chileciteños en pos de lograr la familia unida, vaya uno a saber por qué. Es una campaña rara. Mientras nosotros caminamos la ciudad en pos de explicar nuestras propuestas con una actitud militante y humilde, las colectoras oficiales multiplican los gastos de campaña que salen del bolsillo de todos nosotros. Actos, caminatas, ejércitos de camionetas ploteadas, inauguración de sedes; y todo multiplicado por cuatro como mínimo; para eso deberían haber hecho una sola lista y los gastos y sus justificaciones, con vueltos incluidos iban a ser menores. Pero da igual, total ¿quién controla?. Mientras tanto los conflictos siguen, los sueldos no alcanzan, la gente se queda sin trabajo y el apriete es mayor cuanto más cerca de las elecciones estamos. Es una campaña rara. El gobernador dice que no habrá dádivas, es muy buen chiste; porque los bolsones hasta ahora se reemplazan por las tarjetas sociales de todos los colores que se ofrecen como gordo de año nuevo; la misma gente es trasladada a los distintos actos; el gobernador da marcha a un nuevo plan de gobierno; al tiempo que prometen que los inútiles deberán irse del ejecutivo. Una buena, pero ¿será verdad?, o será como la ley antiminera que después fue prominera; el aumento a judiciales que luego de tres años aún están esperando; o la coparticipación a los municipios que era el reclamo eterno y que ahora los candidatos oficiales salen a decir que no es el momento. Tal vez, no es una campaña tan rara; sólo varían las clases de dádivas al tiempo que aumentan los gastos de campaña por las cuatro listas colectoras. Repasemos; Luna, Brizuela, Basso, Jorge Machicote, ninguno de ellos hace política con su propia plata; reparten computadoras, zapatillas, becas, contratos y hasta dicen que cheques, pero sin fondos; por las dudas no sea que se incrementen los gastos. En realidad, nada de raro tiene esta campaña; los riojanos cada vez más pobres, las instituciones degradadas y los actores de siempre manejando a cambio de dádivas los destinos de los riojanos. Total todo queda en casa.
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