Hasta el lunes a la noche, los intendentes estaban convencidos de que era el momento de avanzar en una ley de coparticipación municipal. Pero algunas mentes frías hicieron nuevos análisis de la realidad y todo cambió. Ya en Anillaco, los jefes comunales del interior –tras llamados telefónicos- ya no creían que era el momento de discutir por más recursos sino todo lo contrario, nuevamente dilatar la pelea de vieja data. Con el aroma del almuerzo, decidieron conformar la Federación Riojana de Intendentes y transformarse en un bloque, similar a lo que sucede en la Legislatura. Allí Mario Guzmán Soria conduce el bloque de diputados justicialistas, que “unidos” han logrado mayores beneficios que los propios caciques departamentales. Por eso, los intendentes avanzaron en la idea de unidad y se la “vendieron” a Beder Herrera, bajo el argumento de ayudar a gestionar más fondos y programas ante la alicaída administración kirchnerista. En otras palabras, no es lo mismo un intendente con las banderas del reclamo, que un grupo ante la Casa de Gobierno. Y en ese juego se sumó de invitado el intendente de la Capital, Ricardo Quintela, quien aceptó llegar a Anillaco, tras el llamado del jefe comunal de Castro Barros, Marcelo del Moral. Para Quintela estar o no estar no hubiera cambiado en nada mejorar la relación con el mandatario provincial, ya que por el hecho de estar en la Capital, un simple llamado telefónico solucionar cualquier problema, frente a sus pares que deben trasladarse hasta la Casa de Gobierno. Entre charla y charla, el intendente capitalino valoró el gesto que hicieron los demás caciques departamentales, ya que siempre se ha visto que los intereses capitalinos van en detrimento del resto de la provincia. Ahora los intendentes están en igualdad de condiciones, por lo menos en la llamada unidad, ante el gobernador. El próximo paso serán los reclamos para ayudar a los departamentos más chicos y lograr los mismos beneficios que los representantes legislativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario