miércoles, 2 de diciembre de 2009

LA JUSTICIA DE LA RIOJA ATRAVIESA SU PEOR MOMENTO.

En uno de los pisos del edificio del Correo Argentino o de la vieja estación terminal de ómnibus funciona el desmembrado Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Lo conforman los jueces Ángel Ávila y José Luna Corzo, ya que el otro magistrado Francisco Martínez fue destituido en el marco de la pelea política entre Ángel Maza y Luis Beder Herrera. Desde ese día, el máximo tribunal está sin la conformación que establece la Constitución provincial de tres a cinco miembros. Otra parte de la justicia funciona en el Shopping Catedral y otra en el ex edificio del Ministerio de Salud. Hasta hace poco tiempo era muy risueño observar a los visitantes del paseo público asombrarse con la llegada de un preso para declarar ante el juez. Además del sonar de las sirenas y el movimiento de seguridad, una comitiva policial ingresaba al shopping con un delincuente esposado, quien saludaba a la gente como si estaría de compras en el paseo comercial. La situación en el ex edificio de Salud no es menor, ya que el poco espacio hace imposible brindar un buen servicio de justicia. Ni hablar de los juicios, ya que no hay salas acondicionadas, como ya sucedió con el suspendido juicio por el asesinato de la joven Cecilia González. Esa es la justicia riojana que además tiene en sus filas al titular del TSJ en permanente viajes al exterior. Se trata de Ángel Ávila que se baja de un avión y se sube a otro como si manejaría una de las justicias más transparente y ágiles del mundo. En los pasillos del edificio del Correo Argentino, en donde debería estar Ávila, dicen que siempre tiene lista una valija. Europa y Estados Unidos, con una escalada en Centroamérica, han sido destinos elegidos por el magistrado, que en algunas oportunidades ha estado “acompañado” por legisladores provinciales. Hasta Santiago Ríos ha tratado de seguir sus pasos desde un área en que la justicia debe defender a los sectores más humildes. La última aparición pública de Ávila fue la integración a medias del Consejo de la Magistratura y una sorpresiva conferencia de prensa en setiembre. En ella, el titular del TSJ rechazó que los jueces dependan del poder político y aseguró que la prensa ejerce mayor presión que los políticos. “Los medios de prensa condicionan mucho a los jueces”, afirmó. También culpó a la burocracia administrativa por las demoras en el servicio. Pero admitió que “la gente descree del servicio de justicia pero aunque parezca un contrasentido cada día acude más”. Además abogó por mejores herramientas para hacer mas eficiente el servicio y admitió problemas de comunicación y difusión, aunque aclaró que se ha formado ahora una oficina de prensa. De todas formas, no se mostró de acuerdo con la difusión de las investigaciones que realizan los jueces durante los procesos. Ese día defendió la necesidad de avanzar con la reforma judicial hacia un sistema acusatorio a cargo de los fiscales y se preguntó: ‘no se por qué se asustan tanto por implementar un sistema que ya lo tenemos en la justicia civil y solamente se lo adoptaría en el proceso penal’. Reclamó la necesidad de ‘incorporar nuevas tecnologías, capacitar a los agentes, mas personal que decida en algunos juzgados donde se hace necesario y mejorar la infraestructura’, tras lo cual entendió que el nuevo y remodelado edificio central de calle Joaquín V. González estaría listo en octubre próximo, que no sucedió. Se quejó, además, por el sistema administrativo imperante en la justicia y culpó a la burocracia por el tiempo que hace perder a los jueces. ‘Hay que buscar una forma sencilla de pedir y resolver justicia y que sea inmediata, sin demasiados papeles’.

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