La delicada situación por la que atraviesa el sector olivícola de la Provincia fue graficada ante Radio Independiente por el presidente de la Cámara Olivícola Riojana, Emilio Caimi, quien también se refirió a los esfuerzos que están realizando las empresas del rubro para adecuarse a lo que establecen las leyes de trabajo con respecto a los trabajadores inmigrantes que se contratan para la cosecha. La Cámara Olivícola Riojana agrupa a 33 empresas riojanas, cuya producción representa aproximadamente el 75 por ciento del total producción olivícola de la Provincia. Este año la cosecha comenzó hace 15 días y se presenta como una cosecha “excepcional”, con una producción superior a 120 millones de kilos posiblemente, un 30 por ciento más que el año pasado, destacó Caimi. Y reconoció que esto a su vez trae aparejado complejidad en todos los aspectos y van “desde lo que es mano de obra a la logística de todo el proceso y hasta algunas complicaciones que son de público conocimiento”, en alusión a las clausuras de las fincas del diputado salteño Alfredo Olmedo y Agrícola Riojana S.A. En primer término, Caimi aclaró que la Cámara Olivícola no avala ninguna situación que se aparte de lo que establece la ley para la cosecha. “Venimos trabajando con la Secretaría de Trabajo y con el gremio para ir progresando en forma continua en las condiciones laborales de todos los trabajadores inmigrantes. De hecho, todos los años buscamos soluciones acordes a lo que se va presentando, pero la complejidad de la cosecha hace que cada vez sea más problemático poder atender todas las situaciones que se presentan y, también la economía del sector está con complicaciones por la suba de los precios internos y por el estancamiento de precios de venta de nuestros productos y tornan dificultoso poder implementar a veces mejoras de infraestructura significativas”, dijo. Al referirse a la dificultades que tiene el sector, el empresario olivícola explicó que los principales mercados de “nuestra producción son Estados Unidos y Brasil. Después hay exportaciones a otros países de Latinoamérica, de Europa y de Asia en volúmenes menores, pero estos mercados se nos empiezan a ver comprometidos por los costos internos que han crecido de forma significativa en el país y no nos permiten llegar a veces con precios competitivos al exterior”. Según graficó, con Estados Unidos se está perdiendo mercado “y en Brasil estamos teniendo una competencia importante desde Perú y España que pueden llegar con valores menores debido a que tienen fletes de menor valor, a pesar de que nosotros lo tenemos al lado. Para llegar a San Pablo nos cuesta 340 dólares la tonelada contra 220 que le cuesta a España. Estos costos nos están poniendo limitaciones en seguir trabajando en el mercado”. Si bien la producción de este año es un 30 por ciento más que el año pasado, en el 2010 “se pagó entre 65 y 70 centavos de dólar el kilo de aceituna de conserva y este año se está pagando apenas 45 centavos de dólar”, con un costo de cosecha de 20 centavos de dólar, “o sea que solamente la cosecha se lleva prácticamente el 50 por ciento del valor del producto”, puntualizo. Para el presidente de la Cámara Olivícola, este complicado escenario pone a las empresas “en una rentabilidad casi nula”, fundamentalmente a las dedicadas a la producción de aceitunas aceiteras, “que está muchísimo más afectada, ya que el kilo de la aceituna aceitera está alrededor de los 25 centavos de dólar, con un costo de cosecha promedio de 18 centavos de dólar. Prácticamente el productor pierde plata y cuanto más produce más pierde”. Si se sigue en el rubro es “porque son emprendimientos de muchos años, son producciones con esperanza de trabajo a largo plazo y no se puede por una situación coyuntural abandonar todo, pero realmente la situación del sector es muy difícil”, afirmó Caimi. Por su parte, el gerente de la Cámara Olivícola, Orlando Barros, manifestó que debido a la inflación “los costos de producción están subiendo aproximadamente en un 20 ó 30 por ciento todos los años. Hemos escuchado que Gerónimo Venegas (titular del gremio de los trabajadores rurales) pedirá un aumento del 30 por ciento en las paritarias y nos parece lógico, pero eso nos está marcando que la inflación en el país está en esos valores; todas las paritarias están abarcando valores similares y nuestros costos de producción todos los años suben en ese orden, pero nuestro precio está atado al dólar, que es el precio internacional y esto de tener un dólar casi “planchado” con una inflación tan alta nos va sacando de los mercados”. No obstante, Caimi estimó que a partir de la próxima cosecha pueden aparecer soluciones en forma masiva para revertir el complicado panorama a partir de la mecanización del cultivo, fundamentalmente lo que es la cosecha porque con estos “valores no se puede seguir trabajando de ninguna manera. Hay que buscar mecanizar, si es posible el 100 por ciento del cultivo, para bajar significativamente los costos”, consideró. Por otro lado, también se está necesitando asistencia financiera por parte del Gobierno “para la reconversión de variedades por variedades más acordes a las zonas, que tengan mayor rendimiento de aceite en estos climas, con producción más continua y de esta manera lograr una rentabilidad mejor”, señaló el empresario olivícola, remarcando que son procesos que no se pueden dar de un día a otro y que mientras tanto hay que seguir afrontando la situación. A las dificultades antes mencionadas, se sumó que se está tornando dificultoso conseguir trabajadores en blanco para la cosecha. “El tema de los planes sociales que se interrumpen cuando el trabajador desocupado consigue trabajo, hace que la gente desconfíe en que después se lo vuelvan a dar, entonces no quieren venir a trabajar y si vienen no quieren registrarse o se van a otro lado porque no quieren perder su beneficio social”, relató Caimi. Al respecto, sostuvo que es muy importante que el Gobierno “entienda que para los trabajadores golondrina tiene que haber una legislación especial, acorde a las necesidades de esta gente. No pueden asociarse las leyes del trabajador permanente a lo que es un trabajador temporario, que está cobrando la Asignación Universal por Hijo y que se le suspende los dos meses que trabaja en una cosecha y después supuestamente se lo van a dar. El trabajador no quiere arriesgar ese beneficio por dos meses de trabajo”. Por esta situación, “directamente no están viniendo, no se consigue gente y hay riesgo de que gran parte de la cosecha quede sin levantarse. En este momento se están necesitando 8 mil o 9 mil personas para levantar esta cosecha, pero difícilmente se pueda conseguir más de cinco mil o seis mil personas”, concluyó el presidente de la Cámara Olivícola de La Rioja.
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