El pueblo de La Rioja y la mayoría de los argentinos, rechazamos la megaminería porque utiliza sustancias tóxicas como el cianuro y contamina el agua, además de hacer uso abusivo de ella. No nos oponemos a la minería tradicional, ese es el falso debate que propone el gobierno, luchamos contra la minería a cielo abierto en la que, en cada proyecto se detona una cantidad de explosivos similar a la mitad de los utilizados en la segunda guerra mundial. Esta minería pulveriza montañas, ya que los minerales raramente se encuentran en forma de veta y requieren un proceso de lixiviación para su extracción. Así desaparecen cerros, se envenenan cursos de agua, se mata la naturaleza y la tierra se asemeja a un paisaje lunar. El agua es el principal insumo de este sistema extractivo, mezclada con los químicos, les permite regar (lixiviar) las rocas, los restos de las montañas explotadas -un anillo de oro de 30 gramos produce 20 toneladas de residuos- contienen tóxicos que llegarán a los cursos de agua superficiales o subterráneos, muchos años después de cerrada la mina. Los diques de cola son gigantescos embalses, reservorio de millones de metros cúbicos de desechos líquidos y barros con cianuro, arsénico, plomo y demás metales pesados, que quedan tras procesar el mineral y son abandonados una vez terminada la explotación. Queremos una vida de progreso y bienestar para las generaciones futuras y eso se logrará fomentando la producción, incentivando las economías regionales, la agroindustria, el turismo, las pymes y creando puestos de trabajo genuinos. No conozco un solo pueblo pujante que deba su desarrollo a la megaminería. En La Alumbrera, Catamarca, un yacimiento de cobre y oro, prometieron crear 6000 empleos y sólo fueron 200; pobladores que vivían a orillas del Rio Vis Vis demandaron a la empresa por la contaminación producida por filtraciones en el dique de cola y la mala calidad del agua provocó enfermedades y muertes. Los ciudadanos que se movilizan en Famatina y Chilecito lo hacen en defensa de la vida, porque el agua es más importante que el oro. En 2007 corrieron a la Barrick Gold y ahora a la canadiense Osisko, a la que el gobernador Beder Herrera permitió "relaciones carnales y confeccionar listas negras", con datos de los asambleístas que se oponen al proyecto. Junto a la diputada Inés Brizuela y Doria y a la ONG Conciencia Solidaria, hemos denunciado en el Juzgado Federal de La Rioja la violación de dos leyes nacionales, por lo que sostengo que la firma del convenio para explotar el Cerro Famatina no tiene validez. Las leyes son la 26.639 de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglaciar y la 26.659 que establece condiciones para la exploración de hidrocarburos en la plataforma continental argentina. La primera dice que “no se puede realizar ninguna actividad que implique destrucción, traslado o interferencia en el avance de glaciares o periglaciares hasta que no se cumpla con el inventario nacional...”, en consecuencia, no se puede autorizar la exploración minera en el Cerro Famatina porque se encuentra comprendido en el estudio a realizarse. En cuanto a la segunda, la denuncia apunta a la multinacional Osisko asociada con Energía y Minerales Sociedad del Estado - La Rioja, formada por capitales que también invierten en la exploración y explotación hidrocarburíferas en nuestras Islas Malvinas. Hemos llegado a la conclusión de que por lo menos The Capital Group, Fidelity Management & Research y Barclays, con intereses en Osisko, están estrechamente relacionados, tanto con los negocios mineros en Argentina como con los petroleros en las Islas del Atlántico Sur. Es hora de investigar la trama de intereses minero-petroleros y sus vínculos con el poder político en nuestro país.
Por Julio Martínez, Diputado de la Nación, UCR - La Rioja.
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