lunes, 15 de octubre de 2012

SUMAN U$s 57 MILLONES LOS ATRASOS EN REINTEGROS DEL IVA

A poco más de un mes de haberse reunido en Mendoza con el ministro de Agricultura Norberto Yauhar, la industria vitivinícola aún no capta señales positivas a algunos de los 4 planteos más importantes que se llevó el funcionario, como recortar los aportes patronales, compensar el costo creciente de los fletes y la posibilidad de subir los reintegros, hoy de 5% para el mosto y 6% para el vino. Pero para un sector que demanda mayor liquidez, sin dudas el más urgente es la regularización de los pagos pendientes por ése concepto junto a la devolución del IVA exportador, que ya acumulan atrasos de hasta 1 año y un monto superior a los u$s 57 millones. "Han habido reuniones, pero los problemas de competitividad subsisten y hasta ahora no hay ningún tipo de respuestas", señaló al diario mendocino Los Andes Sergio Colombo, gerente de la Cámara de Exportadores de Mosto. El sector, con precios internacionales históricos que ya rompieron la barrera de los U$S 1.800 la tonelada, afronta una suba de costos internos (sobre todo el mosto sulfitado que ya se ubica por encima de los $ 2) que, aseguran sus referentes, suman nubarrones a un año de oportunidades para el negocio. Por eso, las cámaras vitivinícolas miran con preocupación el tiempo transcurrido desde la primer reunión, el 6 de setiembre, con el secretario de Valor Agregado de la cartera, Oscar Solís, devenido en interlocutor válido. Para Juan Carlos Pina, de Bodegas de Argentina, "ya pasó un tiempo prudencial, se necesitan definiciones. El problema es que se trata de capital de trabajo, mientras por otro lado hubo que pelear para recuperar los plazos originales de ingreso de divisas. Sin duda, somos víctimas de medidas pensadas para otras cadenas de productivas". De acuerdo a un informe que en base a los números brindados por las mismas bodegas, la entidad que agrupa a la mayoría de las exportadoras ya le elevó a los ministerios de Agricultura y Economía, el grueso de las liquidaciones pendientes son por reintegros: 40 empresas acreditan acreencias por U$S 35 millones, y otras 25 firmas registran U$S 22 millones sin cobrar en concepto de devolución de IVA, al menos en el último año. A la hora de discriminar, queda claro que si bien la pérdida de competitividad afecta a todos en mayor o menor medida, en cuestión de espalda las bodegas más chicas son más débiles. Por eso, en el rango de montos U$S 30 mil a U$S 400 mil significa tanto para una pyme como para algunas grandes que mantienen U$S7 millones o más por percibir. Por éstos días las entidades aguardan lo que el ministro de Agroindustria, Marcelo Barg, pueda conseguir en Buenos Aires para agilizar las gestiones, en paralelo a San Juan, La Rioja y Salta. "Si uno analiza el mercado y la primer proyección del 2013 pinta una cosecha normal, por lo que se trata de no perder oportunidades de crecer con el vino fraccionado. Además, con una previsión de stocks bajos, la tendencia es hacia la recuperación del mercado interno", evalúa Sergio Villanueva, de la Unión Vitivinícola. La hipótesis de mínima es reducir montos y plazos; la de máxima, lograr al menos 2 de los 4 puntos (menos cargas previsionales y más oxígeno logístico). Si bien algunos se aferran a que la Nación replique el "modelo pesquero": suspensión de retenciones por 6 meses prorrogada por 1 año, otros son menos optimistas. "Ni sueñen con llegar a 6 meses de atraso en las liquidaciones", asegura un dirigente que fue la respuesta de un encumbrado funcionario de AFIP, desde donde el discurso es priorizar a quien hace bien "los deberes", tanto en derechos (acreencias) como obligaciones (divisas, DJAI, etc). En febrero último, Yauhar había señalado como una "meta lógica" que la devolución del IVA exportador no superara los 45 días. Por todo esto, negociar cupos de crédito fiscal ya es un recurso válido. Según Villanueva "para una empresa con mercado interno y externo es más sencillo compensar el IVA transfiriendo a proveedores". La herramienta, dicen en el sector, ha crecido: lo califican como un sucedáneo que ayuda momentáneamente a amortiguar el impacto. Un camino viable para una industria que tiene a indicadores macro, como el tipo de cambio, fuera de su alcance.

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