Al conmemorarse 39 años del golpe cívico-militar, representantes del gobierno nacional junto a autoridades provinciales y municipales, ex presos políticos y organizaciones sociales dejaron señalizado como “Sitio de la Memoria” la ex sede de la Policía Federal. Allí funcionó un centro de detención ilegal, antes y con mayor intensidad, a partir del golpe de Estado de 1976. La Rioja se constituye como la provincia con mayor cantidad de sitios señalizados del país. Al acto tuvo lugar en la mañana de este martes, en marco del “Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia”, que recuerda el golpe cívico-militar de 1976. Estuvieron presentes el vicegobernador de la provincia, Sergio Casas; el intendente capitalino, Ricardo Quintela; el secretario de Derechos Humanos de la provincia, Délfor Brizuela; en representación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Dirección Nacional de Sitios de Memoria, Gabriela Juvenal y Juan Pablo Velazco; la diputada Nacional, Griselda Herrera y demás autoridades provinciales y municipales, sobrevivientes, familiares y organismos de Derechos Humanos. Después de entonarse el himnos nacional, se hizo el descubrimiento del cartel que testimonia el lugar como sitio de la memoria en donde años atrás funcionaba la sede de la Policía Federal, utilizado como centro de detención ilegal antes y con mayor intensidad luego del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, en marco del plan sistemático de terror y exterminio implementado por la última dictadura cívico-militar. Se trata de una casona vieja, actualmente una propiedad privada y está ubicada sobre calle Adolfo Dávila, el funcionamiento represivo de ese lugar tiene su antecedente durante la dictadura de Agustín Lanusse, cuando en agosto de 1972 dos curas y un laico fueron detenidos por su compromiso social, quienes lograron su liberad luego de distintas movilizaciones promovidas por Enrique Angelelli. El secretario de Derechos Humanos, Délfor Brizuela, destacó en la oportunidad que “esta es una manera de mantener viva la memoria de nuestro pueblo a través de la señalización de los lugares que fueron durante la dictadura centros de detención y tortura, utilizados para el aniquilamiento y la muerte de muchos de nuestros hermanos”. Resaltó que “al señalizar se hacen visibles los lugares que tienen que conocerse por las nuevas generaciones, se genera conciencia sobre lo que no queremos para nuestro país y su gente. Es también mantener viva la memoria de los que se fueron en manos de genocidas, hoy quien camine por este sitio gozando de la libertad que la democracia otorga, tendrá presente ese pasado de dolor y lucha que nos permite hoy profundizar la democracia”. Por su parte, Gabriela Juvenal destacó que La Rioja es la provincia con más centros clandestinos señalizados en el país “esto es gracias al compromiso del Estado provincia y municipal, y gracias a quienes dejaron los miedos de lado, para con coraje contar la verdad, porque sin verdad no hay justicia”, manifestó. Durante el acto, hicieron uso de la palabra ex presos políticos, que representan el testimonio vivo de aquella época de crueldad y abusos en nuestro país y nuestra provincia. En primer lugar, Diana Quiroz expresó “el dolor no prescribe, las heridas no cierran y no pararon de sangrar. Con 17 años ya nos había despertado la consciencia de un mundo mejor, y estos pregoneros del terror nos quisieron vencer pero no pudieron, aun cuando el horror este aquí dentro, nos mantendremos vivos porque hoy podemos denunciarlos, el dolor nos empuja a seguir adelante. Esta señalización pone en valor nuestro testimonio, porque sufrimos en carne propia lo que sufrieron nuestros compañeros que desaparecieron, pero nosotros estamos vivos y tenemos la obligación de llevar el mensaje de la Memoria, la Verdad y la Justicia”. Seguidamente se dirigió al público Aníbal de la Vega, “Hoy nuevamente nos damos la tarea de desenterrar la historia, de desempolvar el terror, de reescribir a través de la señalización. Hombres, mujeres y niños fueron traídos a este lugar golpeados, torturados y mucho de ellos nunca volvieron. Esta historia de lucha popular que a pesar de tanto crimen y de tanto odio, no fue vencida, sigue vive en la utopía de nuestros 30 mil que aún nos faltan. Los que estamos vivos seguimos con la testaruda idea de continuar levantando la bandera de nuestros desaparecidos, esa bandera que hablaba de un mundo mejor y vamos a seguir hasta que no quede ni un genocida en libertad, ni un pobre con su pobreza, ni un hambriento con su vergüenza de pan”.
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