GUSTAVO MINUZZI EN SU PEOR MOMENTO POLITICO.

Gustavo Minuzzi quiere ser y trabaja para eso. Quiere ser gobernador y hace todo lo posible para instalarse a nivel provincial. Primero fue la contratación de un equipo de asesores de imagen. Luego abrió el diálogo con un sector del gobierno nacional, aunque el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, nunca le perdonó que lo haya acusado previo a las elecciones del año pasado. Ahora Minuzzi controla los vehículos oficiales con un sistema satelital, mientras que en el paraje Señor de la Peña se muestra un “gran” complejo turístico y deportivo, y la hostería de Santa Teresita pasa a manos privadas con el anuncio de una “gran” inversión. Así el intendente se diferencia de sus pares, ya que quiere ser. Quiere ser gobernador de todos los riojanos o por lo menos, ganar el espacio que hoy ocupa Teresita Luna como vicegobernadora, la compañera de fórmula de Luis Beder Herrera. Es decir, en el 2011 llegar a ser vicegobernador y luego buscar el sillón que hoy ocupa Beder Herrera. Pero este miércoles cometió uno de los peores errores políticos al clausurar una empresa con una inversión millonaria en una zona que no ofrece nada, para reclamarle 10 mil pesos por una deuda municipal. Se trata de la empresa Yovilar SA, cuyo dueño es el laboratorio Rommers, reconocido a nivel mundial, que desde el 2002 explora la olivicultura bajo los beneficios promocionales. De arranque invirtió 11 millones de dólares y al final de este año, duplicará su producción con el aceite de oliva incluido. El laboratorio Rommers tiene teléfono directo con la presidenta Cristina Fernánde de Kirchner, quien tiene la última palabra para darle beneficios promocionales a la empresa brasileña Bom Retiro, que se hizo cargo de la ex Curtiembre Yoma. Y además Fernández de Kirchner debe resolver si promociona la promoción industrial en la provincia. Entonces, Minuzzi se equivocó al ocupar un lugar político que no le corresponde, ya que esa clausura crea en el ámbito empresarial la supuesta falta de seguridad jurídica en La Rioja, al tiempo que las demás provincias del Nuevo Cuyo se entusiasman con tener los polos olivícolas y textiles que están en la provincia.