Fernando Rejal tiene un objetivo claro: algún día ser gobernador. Lo intentó al acompañar dos veces a Ricardo Quintela. Rejal y Quintela se consideran la renovación de Luis Beder Herrera, aunque Jorge Yoma piensa lo mismo dentro del oficialismo, y de afuera mira el radical Julio Martínez. En las dos, Rejal perdió contra el actual gobernador, ex socio de Ángel Maza. Se presentó siendo intendente de Chilecito y las urnas no lo acompañaron. Ahora vuelve a la carga: busca otra vez ser candidato a intendente chileciteño, un profesional que nació en Mendoza. Según las encuestas cuenta con buena imagen. Muchos dicen que no es medición hacerla ante la mala gestión de Lázaro Fonzalida. El actual jefe comunal lo único que lo ha caracterizado ha sido los nombramientos en el municipio. Pero no siempre se puede estar tirando de la cuerda, ya que un día se puede cortar. El electorado riojano y especialmente de Chilecito, puede preguntarse: ¿para qué lo votamos, si luego renuncia?. La ecuación es muy simple: tras arreglar con Beder Herrera, Rejal ingresó en la lista oficialista para llegar a una banca a diputado nacional. La llegada del ex jefe comunal chileciteño dentro de la estructura bederista desató una ira, que hasta hoy muchos no digieren que camine dentro de la Casa de Gobierno. Pero al llegar otra elección, en este caso para cargos legislativos provinciales, Rejal le cedió el cargo a su suplente, la ex sindicalista docente Marta Quintero, y se presentó para una banca por su departamento. Lo logró, aunque el interés era ser un virtual jefe de Gabinete de Beder Herrera, pero fue bochado. Los que siempre estuvieron en el proyecto bederista le pusieron tantas piedras en el camino que no le permitieron salir de la Legislatura. Ahora Rejal está a punto de pedir una nueva licencia para presentarse en las elecciones de octubre. O sea juega en cargo de cabotaje que puede cansar a los votantes, ya que no cumple para lo que lo han votado. Desde el sector de Fonzalida preparan una estrategia para instalar el mensaje que Rejal es un candidato testimonial (o sea se presenta para algo, que luego renunciará). Fue lo que usó Néstor Kirchner y le salió mal, ya que lo venció Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires.
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