jueves, 20 de diciembre de 2007
TRABAJADORES DEL MUNICIPIO DE CHILECITO CRITICAN ACTITUDES DEL INTENDENTE FONZALIDA
En un comunicado difundido en distintos medio de prensa del Oeste riojano, los trabajadores Municipales expresaron su descontento ante la falta de respuesta por parte del Intendente Lazaro Fonzalida en materia de revalidar las recategorizaciones para el sector.
MUNICIPALES
¿ Nos hemos rendido ante la mentira?
El verbo mentir, que según el Diccionario de la lengua española consiste en “decir lo contrario de lo que se sabe”, mentir es “engañarlo”, “inducirlo a error”.
“Mentiroso” es aquel que ha contraído el vicio de mentir.
También hay que reconocer que la mentira admite diversos grados. El más leve de ellos, la “mentira venial”, consiste, por ejemplo, en exagerar algo que tiene un fondo de verdad, en omitir lo que se sabe sin decir por eso lo contrario o en mentir para evitar un daño mayor.
Lo contrario del vicio de mentir es la verdad.
“Veraz”, ligado a “ver”, es la cualidad de aquel que ha asumido el compromiso de decir la verdad, de reconocer lo que ve.
Cuando condenamos la mentira, no nos referimos por lo general al amplio abanico de las mentiras “veniales”.
Cuando alguien contradice lo que sabe en temas graves, para inducir a error a aquel que necesita o merece escuchar la verdad, entra en cambio en el escabroso terreno de “las mentiras mortales”.
Esto es particularmente condenable en la vida de las “repúblicas”, cuyo bien mayor es, como lo dice la palabra, la fe del público en lo que manifiestan las autoridades.
Decimos que una persona es mentirosa por vicio cuando miente aun sin necesidad, compulsivamente.
Pero también decimos que una persona es mentirosa cuando miente cada vez que le conviene, despreciando “pragmáticamente” el valor de la verdad.
Se ha llegado a decir en estos días que el gobierno municipal electo, cuando miente por que le conviene, comete el delito de “malversación de la fe pública”.
En lugar de malversar los fondos confiados a él por la comunidad, el gobierno al que no le importa mentir, malversa otro capital aún más importante.
La confianza de los ciudadanos.
¿No es esto lo que ha venido haciendo Lázaro Fonzalida, cuando simuló una solución para los recategorizados trabajadores municipales?.
¿No es esto, inducir a error a los votantes de quienes dependerá, por cuatro años, su propia subsistencia?.
Abraham Lincoln dijo alguna vez que “se puede engañar a mucha gente por poco tiempo y a poca gente por mucho tiempo, pero no a toda la gente todo el tiempo”.
Lincoln suponía que el fin de la mentira es engañar al pueblo.
¿Qué pasa en cambio, cuando las mentiras se pronuncian sin la pretensión de engañar?.
¿A que se debe entonces que Fonzalida le mienta a la gente abiertamente y no se observe en ella la indignada reacción que Lincoln imaginaba?.
Este es el enigma que hoy acompaña el despliegue de la mentira entre los empleados del municipio de Chilecito.
¿Cómo no se ha manifestado el trabajador municipal contra ella?.
Una respuesta parcial es que aún hay en el municipio chileciteño sectores tan ingenuos que creen en las palabras de Lázaro.
Pero entre aquellos que todavía callan cunde, sin embargo, la creciente certeza de que les mienten.
¿Por qué no reaccionan?
Una parte, por que temen algún tipo de represalia laboral.
¿Vamos a seguir entonces como si fuese cierto que no hay fondos para las recategorizaciones?
¿Estamos haciendo como si no nos engañan?
Si alguien me miente y sé que denunciándolo me puede ir mal.
¿Callo por que me indujo a error o por que, sabiendo que me engaña, temo denunciarlo?.
Que pretende el Intendente electo.
¿Engañarnos o someternos?
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