Mas del 60 por ciento de los riojanos cree que las protestas sociales, especialmente las vinculadas con la situación del sector público, fracasan en sus reclamos populares porque la gente que debe protagonizarlas tiene miedo a perder el empleo o a sufrir descuentos en sus magros haberes y porque además la sociedad riojana se reconoce a sí misma como ‘apática’ o ‘pasiva’ a la hora de hacer valer sus derechos. Así lo demuestra un sondeo de opinión hecho por la consultora local Tendencias Argentinas durante la semana pasada y parte de la actual en esta Capital, donde fueron entrevistadas telefónicamente unas 350 personas de 20 barrios diferentes. Los consultados dijeron también que, en gran medida, influye en el fracaso de las protestas la escasa o nula representatividad de los gremialistas que las convocan. De hecho, casi el 25 por ciento de los entrevistados piensa de ese modo. Un 32,6 por ciento dice que las marchas fracasan porque los estatales temen ser reconocidos y ser despedidos o que los sancionen con descuentos de días y horas no trabajadas, mientras que el 30,3 por ciento asegura que el fracaso se debe a que la comunidad ‘es apática o pasiva’ para salir a reclamar lo que le corresponde. Tendencias Argentinas destacó que menos del 5 por ciento de los encuestados creen que la situación de postergación salarial en el sector estatal no amerita protestar o entiende que, aunque la situación social no sea la mejor, no se justifica salir a la calle. Esta semana, los gremios disidentes de la política económica del gobierno decidieron aplazar su plan de lucha con movilizaciones, debido a la escasa adhesión que habían logrado en las marchas convocadas la semana anterior. El único gremio que mostró mayor capacidad de movilización fue el municipal capitalino que conduce Carlos Del Giorno, pero allí existen de fondo razones políticas que superan a las motivaciones del orden sindical.
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