sábado, 26 de junio de 2010

LA EDUCACION REPITE DE GRADO.

El tema de la calidad educativa vuelve a surgir nuevamente en los ámbitos educativos de nuestro país. Se expresan, como todos los años anteriores, números y estadísticas que reflejan la pobreza estructural de la enseñanza y de la metodología educativa que todavía se sigue utilizando en nuestras escuelas. Nada ha cambiado. Tampoco nada se hizo para mejorar el resultado de cada investigación y se sigue insistiendo en las mismas formas de la escuela tradicional, apoyando sus espacios de educación pasiva, con toda la organización de autoritarismo y sumisión que ella significa. Por su lado, las autoridades educativas siguen produciendo conjuntos para este tipo de enseñanza, diseñando escuelas compuestas por una serie de cubículos que llaman "aulas" y que sólo sirven para una enseñanza pasiva basada en la repetición y la monotonía. No se estudian las escuelas de otros países que permanentemente triunfan en las competencias internacionales. Es el caso, por ejemplo, de Corea del Sur, que, con un 78 por ciento de analfabetismo en 1945, pasó a sólo el 2,5 por ciento en 2007. En 1980, frente a un notable crecimiento estudiantil, el Estado coreano ve la necesidad de crear nuevos establecimientos educacionales y perfeccionar notablemente la preparación de sus maestros y profesores. El país deja, entonces, su calidad de agrícola para pasar a ser un país industrializado. Hoy, Corea del Sur es uno de los más avanzados países en materia técnica y educativa, con un 35 por ciento de su población universitaria que llega a graduarse, por lo que supera los niveles medios de toda Europa occidental. Con el objeto de acercar a la población estudiantil a la cultura de Occidente, se incorporó en 1990 la enseñanza del idioma inglés en todas las escuelas primarias. ¿Qué pasa con nuestro país? El Estado sigue construyendo escuelas anacrónicas pensadas "como escuelas de nostalgia". Son escuelas que tienen olor a pintura nueva, pero que no sirven para los cambios educacionales que ahora se quieren instrumentar. Se sigue impartiendo en ellas la misma enseñanza pasiva de siempre. Nuestros objetivos de hoy significan profundos cambios en toda nuestra organización educacional, para crear escuelas activas en las que el alumno sea el protagonista. El espacio educacional de hoy debe ser un ámbito eminentemente flexible y realizador, para que el alumno trabaje con amplia libertad, organizando los temas que el docente le propone y que desarrolla en forma individual o con su equipo de trabajo. Con toda la información obtenida en el proceso de investigación, organiza luego sus conocimientos en forma oral o escrita. Los comparte primero con su propio equipo de trabajo y luego, con los integrantes de todo su nivel educacional. Es decir que el alumno es ahora el organizador de su propio conocimiento, con la ayuda del docente. Se convierte, así, en el centro del sistema educativo, y coloca al docente en el papel de permanente y necesario guía y conductor.
Nuestra propuesta podría ser resumida, entonces, en las siguientes medidas: * Instrumentar las bases de la nueva educación, organizando espacios educacionales con adecuado equipamiento y flexibilidad como para desarrollar la enseñanza activa de cada equipo escolar y de cada alumno en particular. * Organizar el perfeccionamiento docente como un arma fundamental para que cada docente pueda actuar adecuadamente en la aplicación de esta nueva metodología de trabajo. * Desarrollar plenamente los criterios de libertad, trabajo, flexibilidad, participación y pertenencia que hacen a la forma misma de la escuela activa de nuestros días. Con la aplicación de estos criterios básicos, nuestra antigua escuela pasiva cambiará totalmente y con el esfuerzo de docentes eficientes que guíen a los alumnos por las sendas del trabajo y la libertad, podremos alcanzar la excelencia educativa a la que tanto aspiramos llegar. Jacobo Schneider. Para LA NACION

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