lunes, 13 de febrero de 2012

UNA GESTA CON HEROÍSMO Y AUDACIA.

 La historia señala que eran las primeras horas del 12 de febrero de 1817, cuando las tropas lideradas por Nicolás Dávila se dejaron caer sobre el poblado de Copiapó. Exactamente, a las 5 de la mañana, cuando apenas amanecía, el capitán Mateo Larrahona, natural de Copiapó, quien por esta razón fue designado guía de la expedición, dio el vamos al cuadro de vanguardia para ingresar en las desiertas y silenciosas calles de la villa, llegando a galope tendido hasta la actual Plaza de Armas, mientras daban gritos atronadores de ¡Viva la patria! El mismo día, Francisco Zelada tomaba el puerto de Huasco, coincidiendo también con el triunfo de Chacabuco. Alrededor de 40 soldados que ocupaban el cuartel fueron tomados prisioneros, junto con la incautación del armamento y documentación oficial. No pasó mucho rato hasta el instante en que fue hecho prisionero el subdelegado de la guarnición y las demás autoridades realistas. Luego, al cabo de unos días, vino todo un proceso democrático, ideado por Nicolás Dávila, a quien los lugareños n ole creían en un principio que fueran tropas libertadoras,  que terminó con la creación del cabildo y la designación del gobernador, don Miguel Gallo Vergara. La expedición formaba parte de la estrategia diseñada por el General José de San Martín, de tomar en forma simultánea objetivos en Chile, para impedir la reacción de las fuerzas realistas, que tenían el control tras haber vencido en la batalla de Rancagua y poner fin a la independencia que los chilenos habían obtenido en setiembre de 1810. Las columnas principales ingresaron a Chile por Uspallata en Mendoza y Los Patos en San Juan, mientras que las 4 restantes fueron de carácter auxiliador y de ellas, la de La Rioja, por el paso de Come Caballos, fue la más numerosa e importante, ya que tenía el objetivo de tomar Copiapó, el último poblado importante del norte de Chile y el puerto de Huasco, el primer puerto donde las tropas realistas podrían desembarcar en una reacción a este ataque. Los objetivos fueron tomados en el mismo día que San Martín triunfaba en la batalla de Chacabuco. Cabe recordar la activa participación en la conformación de esta columna, del General Manuel Belgrano, que era en eso momentos el Jefe del Ejército del Norte, con asiento en Tucumán e incluso fue el que envió a Francisco Zelada junto  12 militares, para transmitir experiencia a los más de 300 milicianos riojanos.

No hay comentarios: