El anuncio de Cristina Kirchner sobre las retenciones implica que ha decidido redoblar el conflicto con el campo, pero ahora tratando de volcar a su favor a los gobernadores. La decisión no cambia la vida del productor, que seguirá sufriendo la misma retención, pero, ahora, los gobernadores - y eventualmente los intendentes- recibirán una parte de la misma para gastarla en obra pública, escuelas y hospitales. Así, busca transformar a los mandatarios provinciales en aliados políticos del gobierno nacional contra la protesta del campo. El efecto electoral de esta medida es muy baja o nula. Es que en tres meses no hay tiempo suficiente para que los efectos de destinar recursos a la obra pública, educación y hospitales llegue a la gente concreta. Pero se busca disminuir la fuga de gobernadores y legisladores que se viene dando en el oficialismo desde enero. Al conceder más recursos a los gobernadores, el gobierno nacional pretende influir sobre la decisión del Senado en materia de adelanto electoral, que se votaría la semana próxima en la Cámara alta. La presión de varios mandatarios provinciales sobre sus legisladores puede hacerse más fuerte y, de acuerdo a ello, definir algunos votos dudosos. Pero el intento de evitar la fuga de gobernadores oficialistas e influir sobre el voto de los senadores la semana próxima se hace a costa de profundizar el conflicto con el campo. Esta problemática probablemente, en las próximas horas, se agravará y se volcará aún más hacia la oposición en caso que avance el adelanto electoral. Nuevamente, la opción ha sido la acumulación de poder, a costa de perder consenso e incluso popularidad. El punto débil de la estrategia oficialista es que en un proceso electoral no será fácil para gobernadores o intendentes sumarse al oficialismo, cuando ello implicará mayor conflicto con el campo, cuyas expresiones de protesta hoy son multisectoriales.
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