lunes, 29 de marzo de 2010

EL PLAN TECHO DIGNO SE REPARTE EN LAS PROVINCIAS "AMIGAS".

Así se llama el Programa de Desarrollo de la Infraestructura Habitacional que el Ministerio de Planificación lleva adelante en todo el país. En 2009, gracias a ese plan de construcción de viviendas populares se ejecutaron obras por 3.083 millones de pesos. Sin embargo, el reparto de Techo Digno es otro ejemplo de cómo se castiga a las provincias conducidas por gobernadores rebeldes mientras se favorece a las que sintonizan la música de Olivos. Sin importar otras prioridades, como el déficit habitacional o las necesidades básicas insatisfechas de la población en los territorios postergados. Veamos las últimas cifras oficiales de ejecución presupuestaria, correspondiente a todo el año pasado: En la provincia de Buenos Aires se invirtieron 950 millones en viviendas (30,8% del total), concentrados en el GBA. La segunda provincia más beneficiada fue Santiago del Estero, gobernada por el radical ultra-K Gerardo Zamora, con 240 millones pesos. Le siguen Tucumán, $ 182 millones; Salta, $ 180 millones; Entre Ríos, $ 137 millones; Chaco, $ 130 millones, y San Juan, $ 118 millones. José Alperovich (Tucumán), Jorge Capitanich (Chaco), Sergio Urribarri (Entre Ríos) y José Luis Gioja (San Juan) integran el dream team de los “goberna” kirchneristas. Hasta mediados del año pasado, Juan Manuel Urtubey (Salta) era el mandatario joven preferido de Cristina, aunque después del 28 de junio amagó con algunos gestos de independencia. Seguramente en todas esas provincias existe un gran déficit habitacional entre los sectores más pobres. Sin embargo, no hay justificación para la discriminación que sufren otras jurisdicciones, con similares demandas sociales, aunque conducidas por gobernadores catalogados de “díscolos” en Olivos. En Santa Fe el programa destinó apenas $ 26 millones (0,8% del total) para la construcción de casas populares. Pese a ser una provincia con cuatro veces más habitantes, recibió una cuarta parte de lo invertido en San Juan. O un quinto de lo destinado a Entre Ríos, aunque casi la triplica en población. Pero lo más ridículo es que en Santa Cruz se gastaron $ 28 millones, más fondos que en Santa Fe, con 14 veces más población y mayores niveles de pobreza que el terruño del matrimonio presidencial. Es lógico que el socialista Hermes Binner, marginado en éste y otros programas, impulse la discusión de un nuevo reparto de fondos entre Nación y las administraciones del interior. En Córdoba, la segunda provincia más poblada del país, el plan Techo Digno invirtió sólo $ 55 millones (1,8% del total), la mitad de lo gastado en Entre Ríos, San Juan o Chaco y menos de un tercio de lo destinado a Tucumán. Vale recordar que, desde el conflicto con la dirigencia rural, Juan Schiaretti tomó distancia de la Casa Rosada y corrió en las elecciones del año último con lista propia. La disputa por los recursos escaló hasta el punto de una audiencia conciliatoria ante la Corte Suprema con Boudou, tras lo cual la ANSES accedió a girarle los fondos adeudados. En Corrientes se construyeron viviendas por apenas $ 3,1 millones (0,1% del total). Tal vez sea casualidad, pero luce a escarmiento: el año pasado, el ex gobernador radical Arturo Colombi decidió abandonar su alineamiento con la Rosada y pegarse a la figura de Julio Cobos. En Catamarca, otra provincia gobernada por un radical que jugó con Cobos (Eduardo Brizuela del Moral), el programa habitacional “devengó” sólo $ 21 millones, menos de la tercera parte de lo pautado en el Presupuesto 2009. Pero hasta el 31 de diciembre último, la Nación no había “pagado” un solo peso a los contratistas. En contraposición, la gobernadora Fabiana Ríos, cuyos dos senadores fueron aliados indispensables para el oficialismo en los últimos tiempos, gozó de un trato privilegiado. En Tierra del Fuego –la jurisdicción más despoblada del país– el plan de viviendas ejecutó 65 millones, casi el triple de lo presupuestado. La excepción a la regla “amigo-enemigo” que reina en Olivos es Mario Das Neves. En Chubut el plan de viviendas devengó 140 millones de pesos el año pasado, un monto muy elevado. Pero también es cierto que, hasta la elección del 28 de junio, el gobernador mantenía una aceitada relación con Julio De Vido, quien destrababa los recursos para infraestructura en la provincia, y hasta entonces también se cuidaba de no enfrentar abiertamente a Kirchner. Rutas argentinas: La misma discrecionalidad existe en otra partida clave, como las “transferencias de capital”: fondos que se envían –por fuera de las “transferencias automáticas” de la coparticipación– para que cada gobernador pague obras públicas locales u otras inversiones. Hasta el tercer trimestre de 2009 (último dato oficial), el gobierno nacional había asignado “transferencias de capital” a las provincias por $ 10.785 millones. Después de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires (donde se computan legalmente los gastos de capital de empresas públicas como Aerolíneas Argentinas o AYSA), Santa Cruz –con 6% del total– lideró en 2009 ese ranking de la felicidad, por delante de provincias grandes como Córdoba (3,1% del total) y Santa Fe (1,4 por ciento). También fueron discriminadas provincias radicales, como Corrientes (0,5%) o Catamarca (0,7 por ciento). Ni qué decir de gobernadores históricamente enemistados con el matrimonio presidencial, como Alberto Rodríguez Saá en San Luis: allí se destinó apenas el 0,1% del total de recursos. Si bien el listado de obras financiado con transferencias de capital figura en el Presupuesto –la famosa “planilla de la felicidad”– los recursos sólo se giran con la autorización de la Secretaría de Hacienda. Es Kirchner quien abre o cierra la canilla del dinero a través de Juan Carlos Pezoa, quien desempeñaba una similar tarea a las órdenes de Cavallo durante el menemismo. Otra prueba de cómo se digitan las transferencias de dinero para disciplinar el tablero político está en las obras de la Dirección Nacional de Vialidad, cuyos recursos se asignan con una lógica que rememora los tiempos dorados de La Rioja menemista. De los $ 6.692 millones gastados por Vialidad en 2009, $ 530 millones se ejecutaron en Santa Cruz (8% del total). Un monto equivalente a los 553 millones erogados en Buenos Aires (8,2 por ciento). En cambio, Santa Fe recibió sólo $ 300 millones (4,5% del total); Córdoba, 247 millones (3,7%); Catamarca, el 1,4%; Corrientes, un monto equivalente, y San Luis apenas el 0,6% de las obras. Dar de nuevo. Según la consultora Economía & Regiones, el déficit financiero de la totalidad de las provincias ascendería este año a $ 15 mil millones, suponiendo que otorgaran a los empleados públicos un módico aumento promedio del 10 por ciento anual. Si se congelara el statu quo en la distribución de los recursos tributarios, ese bache se cubriría gracias al auxilio financiero de la Nación, combinado con la emisión de bonos en el mercado de capitales. Como anticipó este diario, varias provincias (Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires, entre otras) esperan la concreción del canje de deuda con los holdouts, que impulsa Boudou, para luego pasar la gorra entre bancos y fondos de inversión. En este escenario, los senderos se bifurcan. Por ejemplo, el gobernador Binner decidió romper lanzas con la Rosada y avanzar tanto con el proyecto de coparticipación del impuesto en el Congreso como con el reclamo ante la Corte Suprema para que la ANSES devuelva el 15% del Impuesto a las Ganancias a las provincias.Para el diputado Claudio Lozano y el economista de la CTA Roberto Larrosa, si se coparticipara en su totalidad el impuesto al cheque y el 15% de Ganancias que hoy va a la ANSES, las provincias recibirían este año poco más de 20 mil millones de pesos, casi en partes iguales, de una y otra fuente. Es un monto equivalente, según los economistas, a lo que Nación transfirió a las provincias durante 2009 por fuera de la coparticipación, sin ningún otro criterio que la afinidad política. Santa Fe embolsaría unos 1.800 millones extras, más que suficiente para equilibrar sus cuentas. Obviamente, los gobernadores oficialistas, que el lunes almorzarán con Cristina, prefieren continuar con la dinámica actual del reparto, que los favorece, aunque queden subordinados a la insondable lógica política de Olivos. Pero también entre los “rebeldes” hay quienes preferirían no hacer olas. Es el caso de Juan Schiaretti, que planea cubrir el agujero presupuestario dentro del Programa de Asistencia Financiera (PAF) del gobierno nacional. Este año, el PAF (que contempla un monto de $ 11.870 millones) no sólo permitiría reprogramar vencimientos de deuda de un conjunto de provincias, como en ejercicios anteriores, sino también financiar parte del déficit fiscal. Otro auxilio clave para Schiaretti serían las transferencias para costear el déficit previsional: la provincia solicita casi 700 millones. Si se abren ventanillas financieras, son muy pocos los mandatarios dispuestos a dar un paso incierto en el Congreso a la búsqueda de los fondos que les corresponderían por ley. Néstor lo sabe. Por eso, apuesta a seguir controlando la chequera hasta 2011.

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