Veintiún días y tres discursos le bastaron a Cristina Fernández de Kirchner para despertar a la oposición, generar malestar dentro de sus filas y debilitar la imagen del Gobierno. El acto que montó la Presidenta el martes en Plaza de Mayo para mostrar un oficialismo unido, fuerte y con apoyo popular quedó en la antítesis del estado de ánimo que exhiben los gobernadores e intendentes que, por lo bajo, murmuran su descontento con el hegemónico manejo K. Ni la fotografía con los gobernadores en el acto de apoyo evitó un segundo cachetazo: el de las encuestas que muestran la abrupta caída de la imagen de la Presidenta. Aprovechando las grietas del kirchnerismo, los gobernadores peronistas salieron por primera vez a marcar la cancha. Algunos mandatarios provinciales ya pusieron sobre la mesa la discusión de la coparticipación de los fondos que ingresan a las arcas nacionales; otros más osados, hasta se animaron a pedir cambios y apuntaron sus cañones contra Alberto Fernández. El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, fue uno de los primeros en plantar bandera. Criticó el manejo de las negociaciones con el campo y pegó el faltazo al acto que organizó Néstor Kirchner desde sus oficinas de Puerto Madero para apoyar a su mujer. La decisión de José Manuel de la Sota de competir en las presidenciales de 2011 insinúa una ruptura mediterránea definitiva con los K.
Una postura más light, pero no menos importante, fue la que expusieron los gobernadores Celso Jaque (Mendoza), José Luis Gioja (San Juan), Jorge Capitanich (Chaco), Beder Herrera (La Rioja) y Juan Manuel Urtubey (Salta), cuando hicieron oír su descontento por “no tener en cuenta a los gobernadores”. “Si nos hubiesen dicho a tiempo, lo manejábamos y no veníamos a la Plaza”, se le escuchó decir a Capitanich antes de sacarse una foto con la Presidenta y otros gobernadores. Más allá de la secreta conjura de los gobernadores para que lleguen más fondos frescos, la discusión de fondo sería la “rígida política que baja desde la Casa Rosada”. El gobernador de Chubut, Mario Das Neves, también aprovechó el estado de debilidad del Gobierno y lanzó su artillería contra el jefe de Gabinete. “No es contra el kirchnerismo, pero Alberto maneja mal determinadas relaciones. El no está sumando al proyecto y vamos a plantear disidencias”, explicó un íntimo de Das Neves, que ya lo mide para 2011 junto a Daniel Scioli. Desde el entorno de diferentes gobernadores plantean “diferencias con los manejos” en Balcarce 50, pero sólo en Chubut se animan a señalar con el dedo.
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